Ayer, un amigo mío se subió en el autobús urbano de Sevilla y me vino contando lo siguiente:
"Quillo", ayer iba en el autobús y se montó un chaval en la segunda parada del recorrido, llevaba a su espalda una mochila azul de Adidas, no lo digo por publicidad, es para que os imaginéis el tamaño.
La mochila debería, a mi entender, de ir repletita de cosas y cacharros; posiblemente: ropa de deporte, botines y calcetines limpios (espero que no fueran sucios), un "ipad" o una "táblet", o quizás un ordenador portátil, el cargador del ordenador, el cargador del móvil, una botella de agua, una toalla, los libros y blocs del colegio, en fin, lo que se dice repletita.
Como el zagal llevaba la mochila colgada a la espalda, seguramente ignoraba, o pretendía que así lo creyéramos, los "mochilazos" que iba dando a diestro y siniestro conforme penetraba en el autobús.
Si de verdad llevaba el ordenador, o el "ipad", o la "tablet", seguramente que se desconfiguraría, en la entrada al autobús, con los trompazos que nos iba dando en el pecho, en el lomo, en los brazos o en la cabeza de los más bajitos, o bajitas.
Por favor señor, tenga un poco de educación urbana, esa tan escasa en estos días, y le ruego encarecidamente, que si por un casual, debe de entrar en el bus cargado con chismes, no se los eche a la espalda en su mochila, póngase la mochila en el pecho, como esa que se utiliza para levar a los bebes; ya que así, por lo menos, controlará usted a dónde desembocan los vaivenes que su cuerpo oscila con el movimiento del autobús.
Por su comodidad, no moleste a los demás. Gracias.
"Quillo", ayer iba en el autobús y se montó un chaval en la segunda parada del recorrido, llevaba a su espalda una mochila azul de Adidas, no lo digo por publicidad, es para que os imaginéis el tamaño.
La mochila debería, a mi entender, de ir repletita de cosas y cacharros; posiblemente: ropa de deporte, botines y calcetines limpios (espero que no fueran sucios), un "ipad" o una "táblet", o quizás un ordenador portátil, el cargador del ordenador, el cargador del móvil, una botella de agua, una toalla, los libros y blocs del colegio, en fin, lo que se dice repletita.
Como el zagal llevaba la mochila colgada a la espalda, seguramente ignoraba, o pretendía que así lo creyéramos, los "mochilazos" que iba dando a diestro y siniestro conforme penetraba en el autobús.
Si de verdad llevaba el ordenador, o el "ipad", o la "tablet", seguramente que se desconfiguraría, en la entrada al autobús, con los trompazos que nos iba dando en el pecho, en el lomo, en los brazos o en la cabeza de los más bajitos, o bajitas.
Por favor señor, tenga un poco de educación urbana, esa tan escasa en estos días, y le ruego encarecidamente, que si por un casual, debe de entrar en el bus cargado con chismes, no se los eche a la espalda en su mochila, póngase la mochila en el pecho, como esa que se utiliza para levar a los bebes; ya que así, por lo menos, controlará usted a dónde desembocan los vaivenes que su cuerpo oscila con el movimiento del autobús.
Por su comodidad, no moleste a los demás. Gracias.
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