Es el gesto conocido por "dar el dedo medio", "pintar el dedo", "hacer la señal de pito", "enseñar el dedo vulgar" etcétera, es una indicación manual ofensiva y obscena, que consiste en dejar el dedo corazón rígido mientras se levanta la mano cerrada en un puño.
Esta costumbre viene desde Grecia y, como otras tantas, fue copiada por los romanos, que lo identificaron como "digitus impúdicus"; en la lengua inglesa se le conoce como "the finger" el dedo.
Pero hay otra higa, la higa hispánica, esta se realiza metiendo el dedo pulgar entre el dedo índice y el corazón y sirve para otra cosa.
Esta mano, cuando es negra se le llama " la higa de azabache" y sirve desde tiempos ancestrales en la península ibérica (hoy ya por toda Europa) como amuleto.
Ésta, representa a la mano de la Diosa Madre Primigenia, y la forma de poner los dedos es para luchar contra el mal que acecha.
La higa de azabache, cuando se usa como colgante (en especial en los niños pequeños recién nacidos) no debe de ser expuesta al exterior, sino permanecer en contacto con la piel del que la lleve y tapada por la ropa.
Un ritual, muy importante de la higa, se relaciona con su limpieza; antes de utilizarla por primera vez, se recomienda meterla debajo del grifo de agua corriente, luego colocarla en un poco de sal marina y un cuarzo durante tres días de luna llena, para descargarla de las energías negativas que pudiera haber adquirido antes de llegar a ti.
Se utiliza todavía por los peregrinos de Santiago de Compostela, costumbre que se mantiene desde la edad media.
Dado el cariz que está tomando a diario esta sociedad, nuestro destino vamos a tener que ligarlo a una higa, para que nos proteja; pero a una higa del tamaño, por lo menos de un melón, porque con una "higuita" pequeñita poco vamos a poder hacer. Uffff
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