No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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29 mayo 2019

EN CASA DE LA VECINA.

¡Hace tantos años!, ¡Quien me lo iba a decir!
En casa de mi abuela Encarna había teléfono, el 113 creo, pero en mi casa no estaba todavía; mi vecina si que lo tenía; por eso, y porque en aquellos tiempos los vecinos no eran vecinos, eran familia; cada vez que mi abuela quería decirnos algo urgente, llamaba a la vecina para que hiciera el favor de avisar a mi madre; la vecina, el vecino o cualquiera de sus hijos o hijas se acercaba a casa para decirnos que mi abuela nos llamaba.
En aquellos tiempos, muchos de los privilegiados que tenían teléfono en casa eran muy generosos, algunos no, pero sí la mayoría; eso conllevaba el agradecimiento eterno a esa familia y una amistad hasta el fin de los tiempos.
¡Cualquiera deja ahora su telĂ©fono mĂłvil a quien en un momento lo pueda necesitar!
¡CuĂĄnto han cambiado las cosas! Bastante tiempo antes Ă­bamos a casa de otro vecino que tenĂ­a TV cuando nosotros no tenĂ­amos, o bien tenĂ­an TV a color y nosotros no, pedĂ­amos sal o nos pedĂ­an azĂșcar; o sus hijos comĂ­an en mi casa, o nosotros en la suya.
Pero volviendo al principio, una de las cosas que mås ha cambiado es el teléfono, hoy en día la mayoría de la gente tiene un móvil, aunque lo estén pagando a plazos; un teléfono que nos tiene enganchados durante muchas horas del día, y a muchos de la noche; un teléfono que actualmente es usado para todo, y eso, lamentablemente nos hace ser esclavos de ese maldito "celular"; y ademås, y mucho mås grave, estå relacionado con lo bueno que nos pueda pasar, y mucho peor, con lo malo.
Por ello me resulta muy real estĂĄ frase que leĂ­ el otro dĂ­a:
Cuando el teléfono estaba atado a un cable éramos mås libres.
¡Y anda que es mentira la cosa!

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