No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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10 mayo 2019

DESCONEXIÓN.

Durante mucho tiempo he admirado a los compañeros que tenían la virtud de desconectar, al final de la jornada laboral, de su quehacer diario; volvían a casa, y en teoría no se acordaban del trabajo, dedicando su tiempo libre a la familia y amigos.
Me quedaba perplejo cuando me lo decían porque para mí era completamente imposible desconectar de las preocupaciones del trabajo, ¡Por Dios, como si fuera un autónomo!.
Tengo amigas, una en especial, que tiene la virtud de meditar detenidamente; durante ese lapsus de tiempo dice que desconecta del mundo mundano y se evade de problemas, preocupaciones y sinsabores; y cuando termina su meditación vuelve a la vida normal.
Todo el que pueda hacer eso lo considero un privilegiado o privilegiada porque para mí es imposible; y mira que lo he intentado veces, pero jamás lo he conseguido, mi cabeza se va a buscar descaradamente mil preocupaciones para no dejarme desconectar.
Ahora sí, lo que es cierto, es que la mejor forma de desconectar, de descansar del mundanal ruido, de no tener problemas diarios; de no tener que trabajar, ni sufrir, es quitando definitivamente el enchufe a la vida.
Cuando "entreguemos la cuchara" todo se desconectará y acabaremos dejando aparcadas para siempre todas las cosas que nos han preocupado de por vida; así que yo prefiero tener pensamientos e ideas rondándome la cabeza a cada instante, porque supongo, que es señal de que sigo vivo.
¡Hay que darle vida a la vida!
Aunque algunos y algunas, por muchas vueltas que le den a la cabeza...
¡Nulidad supina!



























































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