Hay muchas veces que la gente se cree el dueño del mundo, el ama del cotarro, sobre todo los que tienen dinero.
Muchas veces crees que eres merecedor de todo sin haber trabajado para ello, que debes tener de todo lo habido y por haber sin merecer nada, muchas veces en las que el karma deberĂa de ser rĂĄpido en darte tu merecido y tarda un mundo, o no llega nunca, como casi siempre.
Pero...
¿QuiĂ©n te crees que eres?, ¿Piensas que se puede avasallar a la gente e incluso pisotearla porque en uno u otro momento ostentas el poder?, ¿Crees que se puede llegar a cualquier lado a subyugar porque tengas la cartera llena o los votos necesarios?, ¿Piensas que tu Ășnica obligaciĂłn es someter para que los demĂĄs se arrastren y te obedezcan?
¡No hijo no!, ¡No hija no! ¡O lo que seas, no!
A la Feria de Sevilla la gente va, vamos a divertirnos, no a aguantar tu prepotencia, tu superioridad aunque la tengas, tu poderĂo aunque lo tengas, tu dominio aunque lo tengas, o tu poder (a veces efĂmero, solo cuatro años) aunque lo tengas de verdad.
Aquà somos todos iguales, aunque tu vengas en coche de caballos hasta la puerta de la caseta y otros tengan que andar unos kilómetros; aunque estés en una caseta con aire acondicionado y otros suden por los dos, aunque comas cigalas y otros no tengan mås remedio que comer tortilla de patatas y montadito de filetes en una caseta de distrito; aunque a ti te lo paguen todo, o te inviten a todo y otros tengan que ahorrar todo el año para pagar sus consumiciones.
Pero eso sĂ, todos tenemos derecho a divertirnos, asĂ que no vengas de tierras extrañas a meter la pata a Sevilla, y si eres de Sevilla, vete a tierras extrañas a meter la pata.
Ah, y nunca te olvides de donde vienes, por si te toca regresar.
Foto de mi colecciĂłn particular, caseta Club Sevillaban. |
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