He encontrado esta explicación en las redes sociales y me ha parecido muy interesante.
¿Sabías de donde viene
la verbal costumbre sevillana de "mi arma"?
Para ello, habría que
remontarse a los siglos XIV-XVII. Es bien sabido que la capital hispalense fue
sede de multitud de órdenes religiosas. (y algunas de ellas mendicantes).
En el argot religioso
de la época y la piedad que el clero mostraba en público, era común al cruce de
viandantes y peregrinos, realizar una oración a modo de jaculatoria, que los
fieles solían en ocasiones pedir al religioso para ser bendecido por este.
Existía en Sevilla una
orden religiosa (hoy casi extinguida en su rama masculina en España), La Orden
Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos,
más conocida como "Orden de la Merced" o "Mercedarios", (en
latín: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum), era una orden
religiosa católica mendicante, fundada en 1218 por san Pedro Nolasco
(1180–1245).
Su cenobio en Sevilla,
fue el antiguo convento "Casa Grande de Santa María de la Merced de
Sevilla", siendo fundado en el siglo XIII, hasta la desamortización de
Mendizábal en 1835. El vetusto edificio es hoy el Museo de Bellas Artes de la
ciudad, extendiéndose también a todo el perímetro de la plaza actual. Era la
Santa Casa de los mercedarios calzados.
A día de hoy, sólo
están en dos ubicaciones: Aragón, Madrid.
Dicha orden monacal se
dedicaba a practicar la caridad, asistiendo a la multitud de pobres y enfermos
que hubo en esos siglos en Sevilla.
En su labor y carisma
asistencial al prójimo, los consagrados solían decir la jaculatoria en su
saludo: "Commendo Deo animam meam", que significaba: "Encomiende
a Dios mi alma", siendo una manera evangélica de humillarse y ponerse a los
pies de los asistidos y viéndolos como superiores suyos.
De este evangélico
saludo inspirado en el salmo 116, de los mercedarios del medievo, nacería el
popularmente conocido "adiós" (a Dios...).
Poco a poco, en la
sociedad sevillana de aquel tiempo, fue calando el afable saludo de aquellos
hermanos que venían a servir las necesidades de los pobres, con su
característico saludo "Encomiende a Dios mi alma". De este modo, y de
manera afectiva, los ciudadanos de Sevilla tienen como característica en su
idiosincrasia, el decir el tan popular "mi alma", degenerándose en el
tiempo el topónimo "alma" al conocido "arma".
Por ello, cuando un
sevillano se dirija a usted con este apelativo de "mi arma", piense
que lo expresa de la manera más cariñosa posible, y teniendo una raíz tan
humana como la asistencia a los más desfavorecidos. Saludos cordiales.
Firmado: Miguel Ángel de la Cruz Gómez. Historiador & Aux. de Arqueología.
Foto de mi amiga Isabel Rodríguez Camacho. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario