No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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06 diciembre 2023

MI "ARMA"

He encontrado esta explicación en las redes sociales y me ha parecido muy interesante.

¿Sabías de donde viene la verbal costumbre sevillana de "mi arma"?
Para ello, habría que remontarse a los siglos XIV-XVII. Es bien sabido que la capital hispalense fue sede de multitud de órdenes religiosas. (y algunas de ellas mendicantes).
En el argot religioso de la época y la piedad que el clero mostraba en público, era común al cruce de viandantes y peregrinos, realizar una oración a modo de jaculatoria, que los fieles solían en ocasiones pedir al religioso para ser bendecido por este.
Existía en Sevilla una orden religiosa (hoy casi extinguida en su rama masculina en España), La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, más conocida como "Orden de la Merced" o "Mercedarios", (en latín: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum), era una orden religiosa católica mendicante, fundada en 1218 por san Pedro Nolasco (1180–1245).
Su cenobio en Sevilla, fue el antiguo convento "Casa Grande de Santa María de la Merced de Sevilla", siendo fundado en el siglo XIII, hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. El vetusto edificio es hoy el Museo de Bellas Artes de la ciudad, extendiéndose también a todo el perímetro de la plaza actual. Era la Santa Casa de los mercedarios calzados.
A día de hoy, sólo están en dos ubicaciones: Aragón, Madrid.
Dicha orden monacal se dedicaba a practicar la caridad, asistiendo a la multitud de pobres y enfermos que hubo en esos siglos en Sevilla.
En su labor y carisma asistencial al prójimo, los consagrados solían decir la jaculatoria en su saludo: "Commendo Deo animam meam", que significaba: "Encomiende a Dios mi alma", siendo una manera evangélica de humillarse y ponerse a los pies de los asistidos y viéndolos como superiores suyos.
De este evangélico saludo inspirado en el salmo 116, de los mercedarios del medievo, nacería el popularmente conocido "adiós" (a Dios...).
Poco a poco, en la sociedad sevillana de aquel tiempo, fue calando el afable saludo de aquellos hermanos que venían a servir las necesidades de los pobres, con su característico saludo "Encomiende a Dios mi alma". De este modo, y de manera afectiva, los ciudadanos de Sevilla tienen como característica en su idiosincrasia, el decir el tan popular "mi alma", degenerándose en el tiempo el topónimo "alma" al conocido "arma".
Por ello, cuando un sevillano se dirija a usted con este apelativo de "mi arma", piense que lo expresa de la manera más cariñosa posible, y teniendo una raíz tan humana como la asistencia a los más desfavorecidos. Saludos cordiales.

Firmado: Miguel Ángel de la Cruz Gómez. Historiador & Aux. de Arqueología.

Foto de mi amiga Isabel Rodríguez Camacho.


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