Muchas veces nos hemos arrepentido de no haber estudiado lo suficiente, o de no haber trabajado lo necesario.
Y este concepto se puede aplicar a cualquier estrado de la vida, por ejemplo:
En la vida de hijo, en la vida de estudiante; también en la vida laboral, una de las más necesitadas de dolor; y en el arte, cualquier tipo de arte. También se podría aplicar a la vida de pareja, en la convivencia, y en la relación también con los hijos.
Y por supuesto también se aplica a la amistad.
Todas las relaciones necesitan una disciplina, una dedicación, un volcarse con ello para que después, si algo no sale, o sale mal, que no cunda el arrepentimiento.
La disciplina es un dolor porque te obliga a trabajar sumamente por lo que quieres; y, evidentemente, si no has trabajado lo suficiente, después te arrepentirás.
Cada uno debe elegir uno de los dos dolores; el dolor de la disciplina o el dolor del arrepentimiento (Autor desconocido).
Y yo añadiría, un tercer dolor:
No haber vendido bien, o no haber rogado lo suficiente.
Y este concepto se puede aplicar a cualquier estrado de la vida, por ejemplo:
En la vida de hijo, en la vida de estudiante; también en la vida laboral, una de las más necesitadas de dolor; y en el arte, cualquier tipo de arte. También se podría aplicar a la vida de pareja, en la convivencia, y en la relación también con los hijos.
Y por supuesto también se aplica a la amistad.
Todas las relaciones necesitan una disciplina, una dedicación, un volcarse con ello para que después, si algo no sale, o sale mal, que no cunda el arrepentimiento.
La disciplina es un dolor porque te obliga a trabajar sumamente por lo que quieres; y, evidentemente, si no has trabajado lo suficiente, después te arrepentirás.
Cada uno debe elegir uno de los dos dolores; el dolor de la disciplina o el dolor del arrepentimiento (Autor desconocido).
Y yo añadiría, un tercer dolor:
No haber vendido bien, o no haber rogado lo suficiente.
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