Para muchos y muchas, la Semana Santa es su vida; son imprescindibles para que las cofradĂas funcionen y existan; dedican horas y horas, y mĂĄs horas, trabajando para su hermandad.
El domingo de Ramos, cuando la Hermandad de la Paz decidiĂł quedarse encerrada por las inclemencias del tiempo, alguien llegĂł a decir en la capilla.
¡QuĂ© lĂĄstima, todo el año trabajando para nada!
Todo el año dedicando horas y mås horas para después ver truncados tus esfuerzos por unas inclemencias meteorológicas.
PensĂĄndolo bien, al final una cofradĂa no deja de ser como la vida misma.
EstĂĄs toda tu vida estudiando, pasando malos ratos, encerrado sin disfrutar de muchas cosas para cursar correctamente los exĂĄmenes, apruebas, y estudias, y estudias y no paras de estudiar, y al final, en un plis, no encuentras un sitio donde desarrollar tus artes aprendidas.
EstĂĄs toda la vida amando a una persona, respetĂĄndola, honrĂĄndola, dĂĄndole su sitio; y al final, en un plis, todo el castillo de naipes se viene abajo, porque solo era eso un castillo de naipes.
EstĂĄs toda la vida trabajando, trabajando y estudiando para ascender en tu trabajo para darle lo mejor a los tuyos, dedicas todo tu tiempo, o la mayorĂa del mismo, al trabajo, a los hijos, a tu pareja.
Y cuando crees que ya es hora de disfrutar un poco de la vida...
¡Zas! ¡La puñetera vida te pone en tu sitio, o lo que es peor, te manda al otro barrio!
DecĂa el filĂłsofo:
El secreto de la vida es caerse siete veces y levantarse ocho, y disfrutar lo posible por el camino.
No serĂĄ ni la primera ni la Ășltima vez que se quedarĂĄ la Paz en casa, la cuestiĂłn es que disfrutes cuando le estĂĄs dedicando el tiempo que le dedicas, pase lo que pase.
Y la vida es igual, disfruta dedicåndole el trabajo que le dedicas en cada momento, pase después lo que pase.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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