No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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01 febrero 2020

MISERICORDIA.

Rimbombante palabra, palabra de esas que tienen enjundia, que nos hacen pensar, que nos ablandan un poco.
Hay infinidad de representaciones de Cristo con la advocación de la misericordia; bendición innata del mismo.
Pero la misericordia, aunque no lo creamos, no tiene tanto que ver con lo material, el dinero, los óbolos, los donativos, las limosnas; como con el sentimiento que nos produce el contacto con el miserable, el desdichado.
Hay muchos ricos "potricos" (en su origen, ricos podridos), que realmente son unos desdichados, y también muchos miserables de alma.
Esos también necesitan de nuestra misericordia; gentes que no tienen metas en su existencia, que deambulan día a día sin rumbo, con una vida aburrida y sin sentido.
La palabra misericordia proviene del latín; misericordia está formada por: "miser" (miserable, desdichado) y por "cor-cordis" (corazón), y el sufijo "ía" (conjunto, estado, cualidad, doctrina, capacidad).
Por lo que misericordia literalmente significaría: "La cualidad de tener corazón para los desgraciados".
Esa cualidad no es otra que la compasión.
Muchos/as necesitan de nuestra compasión, pero COMPASIÓN en mayúsculas...
Un abrazo a tiempo, un saludo en momentos desgraciados, visitarlos/as si están enfermos/as; palabras de ánimo en otro tiempo, apoyo para salir del agujero, donar sangre, donar órganos (por cierto, haceros donantes); no toda la misericordia consiste en dar unas monedas o unos billetes, la palabra misericordia es tan grande como el cielo, tan inmensa como el mar, y si no la practicas, jamás sabrás lo que es sentirte orgulloso de lo que haces con tu vida. Sentirte orgulloso de ti mismo.
Y como diría el filósofo هذا أنا :"Tú verás lo que haces".

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