Rimbombante palabra, palabra de esas que tienen enjundia, que nos hacen pensar, que nos ablandan un poco.
Hay infinidad de representaciones de Cristo con la advocación de la misericordia; bendición innata del mismo.
Pero la misericordia, aunque no lo creamos, no tiene tanto que ver con lo material, el dinero, los óbolos, los donativos, las limosnas; como con el sentimiento que nos produce el contacto con el miserable, el desdichado.
Hay muchos ricos "potricos" (en su origen, ricos podridos), que realmente son unos desdichados, y también muchos miserables de alma.
Esos también necesitan de nuestra misericordia; gentes que no tienen metas en su existencia, que deambulan día a día sin rumbo, con una vida aburrida y sin sentido.
La palabra misericordia proviene del latín; misericordia está formada por: "miser" (miserable, desdichado) y por "cor-cordis" (corazón), y el sufijo "ía" (conjunto, estado, cualidad, doctrina, capacidad).
Por lo que misericordia literalmente significaría: "La cualidad de tener corazón para los desgraciados".
Esa cualidad no es otra que la compasión.
Muchos/as necesitan de nuestra compasión, pero COMPASIÓN en mayúsculas...
Un abrazo a tiempo, un saludo en momentos desgraciados, visitarlos/as si están enfermos/as; palabras de ánimo en otro tiempo, apoyo para salir del agujero, donar sangre, donar órganos (por cierto, haceros donantes); no toda la misericordia consiste en dar unas monedas o unos billetes, la palabra misericordia es tan grande como el cielo, tan inmensa como el mar, y si no la practicas, jamás sabrás lo que es sentirte orgulloso de lo que haces con tu vida. Sentirte orgulloso de ti mismo.
Y como diría el filósofo هذا أنا :"Tú verás lo que haces".
No hay comentarios:
Publicar un comentario