No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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05 junio 2018

TESTIFICAR.

Siempre he considerado que las personas se deben vestir por los pies; toda persona tiene sus derechos, muchos; pero también tienen sus obligaciones, pocas.
Una de ellas es declarar en los juzgados cuando son llamados para ello, pero esa obligación para algunos y algunas se convierte en norma; son detenidos tantas veces, son acusados tantas veces por tantos delitos, que se hacen como de la familia de las personas que trabajan en los juzgados.
Los culpables de los delitos, la mayoría de las veces, procuran aminorar sus actos, eximirse de  responsabilidades endosándoselas a otros, o por tener enajenación mental, o estar hasta ahí de drogas,  e incluso algunos, después de confesar ante la policía o guardia civil ,se declaran inocentes.
Todos juran ante la Biblia, o bien por su honor, decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, cosa harto imposible, si lo que se pretende es escapar del implacable castigo de la justicia.
Otra cosa sería que estuviéramos en la antigua roma, de donde proviene el verbo que nos ocupa; los romanos en vez de jurar por la Biblia se agarraban fuertemente los testículos y juraban por ellos, de ahí lo de testificar.
Si nos costara uno o dos huevos mentir en un juicio, otro gallo cantaría en las salas de los penales.
Ahora sí, dada la igualdad que impera hoy en día entre mujeres y hombres, habría que utilizar dos palabras como sinónimos de declarar:
Testificar para los varones, y "ovarificar" para las damas; un verdadero "palabro" que me acabo de inventar, pero que no sirve más que para equilibrar la nomenclatura de la justicia.

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