No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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16 junio 2018

BUITRES Y ÁGUILAS.

Hay mucha gente en el mundo, entre nosotros, que son ambivalentes, lo mismo son buitres que son águilas; mucha gente que son bipolares, lo mismo son águilas que son buitres.
En el mundo animal, el águila, es águila; y el buitre, buitre.
Pero entre los humanos...
El águila, desde el antiguo Egipto, era el símbolo del poder, el ave solar, la más veloz, la más diestra, la que mejor ve, y vivía en la persona del Faraón, que era el ser superior; pues bien, hay muchos y muchas águilas que se creen que siempre vuelan por encima de los demás, que te miran por encima del hombro; son tan vanidosos o vanidosas como el dios de las dos tierras; te miran como a un inferior, desde arriba; y si por un casual, les cuentas que te diviertes, que te sientes bien, que disfrutas de la vida, que estás sano o sana, que tienes un buen trabajo y un buen sueldo, que te ríes... En suma, se enteran que  eres feliz de vez en cuando, levantan el vuelo airadas buscando otros oteros y otros lugares, donde haya gente de las que se pueda sentir muy superior.
Mas si encuentran a su paso a personas tristes, que les narran sus penas, sus enfermedades, su poco sueldo, su inestabilidad laboral, sus malas relaciones de pareja, sus problemas con los hijos; entonces, estas águilas mutan, mutan transformándose en buitres, esas aves carroñeras que se abalanzan sobre  los animales heridos hasta acabar con ellos.
Estas mujeres y estos hombres, estoy seguro que tienen un  corazón con un ventrículo de águila y el otro de buitre, pero ambos igual de negros.

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