Aunque no lo creas, y menos como estaba el patio, se acerca, yo dirĂa que ya estĂĄ aquĂ.
Viene volando desde no se sabe donde, pero viene; nadie la ve, es trasparente, pero viene, y mĂĄs tarde o mĂĄs temprano la tendrĂĄs encima.
Nadie puede huir de ella, llegarĂĄ una noche en que te abrazarĂĄ con sus amplios brazos y ya no tendrĂĄs escapatoria. Algunas veces, por estos tiempos ya pocas, se acerca despacio, te toca, te avisa, te advierte y se retira, pero a los pocos dĂas, otra vez lo intenta, hasta que te atrapa; hoy en dĂa, en esta Ășltima dĂ©cada, podrĂamos decir que es imprevisible, cuando menos te lo esperas te cae de golpe y te abraza con su beso ardiente.
Naturalmente es muy difĂcil deshacerse de ella, en la cama, a la hora de dormir no sabes como quitĂĄrtela de encima, y das mil vueltas, y te despiertas, pero sigues atrapado.
Es como si el dios Helios, o el mismĂsimo Vulcano navegaran en ella emulando a AladĂn; ¿O es AladĂn el que los copia a ellos.
Se deslizarĂĄ en silencio, y esa manta trasparente de pura lana virgen de las borregas del Olimpo te harĂĄ irrespirables las noches del verano que se acerca; porque venir, viene; ¡Ya lo creo que viene!
¡Ufff que calor pega esa jodida manta!
¡Ufff que calor pega esa jodida manta!
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