Hace pocos dĂas, para ser exactos a mediados de septiembre, la selecciĂłn española de baloncesto, se proclamĂł campeona del mundo.
La mayorĂa de los jugadores del equipo español son hombres con una gran altura, quizĂĄs dirĂa que excesiva; como digo, son hombres de gran altura, si bien desconozco si son hombres de altura.
Los hombres y las mujeres de altura no tienen porqué ser muy altos, también pueden ser bajos, o pequeños; ellos y ellas quizås nunca jugaron a baloncesto, quizås nunca fueron famosos, y posiblemente nunca se le reconocerå esa altura.
Altura de inteligencia, altura de mira, altura de generosidad, altura como persona, altura de ser grande.
¿Eduardo Cavadas es grande?
¿MarĂŹe CurĂŹe fue grande?
¿Agatha Christie fue grande?
¿John Lennon fue grande?
¿Y VelĂĄzquez?
¿Y el tristemente fallecido hace poco Luis Ălvarez Duarte que se me acaba de venir a la mente?
Hay tantas personas que han sido y son grandes, hay tanta gente que nos podemos encontrar en la calle que son enormes, y lamentablemente o no han tenido oportunidad de mostrarlo, o no los han dejado hacerlo; y muchas veces denostados por ese virus nacional que es la envidia.
Para mĂ, la medida de los hombres no estĂĄ en su altura, en su envergadura, en su talla o en su fĂsico; la medida real de los hombres y mujeres es: "la que va desde la frente al cerebro".
Pues eso.
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