Se me viene hoy a la memoria mi gran amigo Gillermo GutiĂ©rrez q.e.p.d., un tĂo muy especial en todos los sentidos, pero lo cierto y verdad, como he dicho tantas veces, es que quien no lo tratĂł a fondo, en serio, nunca lo conociĂł; como siempre advierto, el exterior es una cosa y lo otro, otra; inventor del "rebujito" hace muchos, muchos años, aunque por aquellos tiempos lo tacharan de loco...
En fin, ya hace tiempo que nos dejó y le mando un fuerte abrazo donde esté.
Me he venido a referir a Guillermo porque siempre me decĂa que una pareja era igual que una mesa de comedor o de cocina.
La pareja, al igual que la mesa, tiene cuatro patas que la sustentan, a saber:
El amor, el respeto, el sexo y el dinero.
Si una de estas cuatro patas falla, la pareja seguramente se mantendrĂĄ de pie con las otras tres, que tambiĂ©n son importantes: Amor, respeto y sexo; amor, dinero y sexo; respeto sexo y dinero; y asĂ podrĂamos hacer todas las combinaciones posibles.
Pero ojo, si fallan dos o mĂĄs patas, la pareja se va al garete; y si no, haced las composiciones que creĂĄis oportunas.
Aunque haya frases tan esclarecedoras como...
"Una relaciĂłn sin amor, es como un mĂłvil sin saldo, solo sirve para jugar"
Lo cierto y verdad es que, a veces, hay que renunciar a personas, no porque no te importen, que serĂa en concreto la mesa, sino porque tĂș no les importas o nunca le importaste a ellas.
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