No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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09 julio 2020

NO SABEMOS LO QUE TENEMOS.

Ayer hubiera cumplido veintinueve años, y el jueves pasado salió de nuevo en los "telediarios" Marta del Castillo; la noticia del infiltrado del caso se vio enteramente difuminada por las putas mascarillas, el maldito coronavirus, el otro "virus de la corona", el virus de la "corina", el virus de la política, etc., etc.
Y otra vez, y van miles, una corona de humo negro se cernía de nuevo sobre la familia de Marta; y ya están tremendamente desesperados, no sabrán qué hacer,  a qué recurrir, ni a quién pedir ayuda, el caso se va esfumando de las noticias, de la boca de la gente, de la memoria colectiva; y ese humo de evasión se transforma, cada vez más rápido, en un veneno que va emponzoñando las entrañas de los Del Castillo Casanueva hasta límites insospechados.
A veces, muchas veces, discutimos con nuestros hijos, quizá en algunos momentos elevando el tono a un confín poco recomendable, pero al día siguiente, están ahí; no hacen caso a lo que los más mayores les advertimos, no por más sabios, sino por más viejos, pero al fin y a la postre, están ahí cada día; quieren vivir su vida, a su modo, aunque eso conlleve romper con el orden establecido por los padres, pero más tarde o más temprano, aparecen de nuevo; a veces nos avasallan, nos faltan al respeto, y pierden el control y nos lo hacen perder a nosotros, pero siempre están ahí.
Eso implica que nosotros no sepamos bien lo que tenemos, no valoremos en toda su amplitud lo que significa tener a tus hijos vivos y relativamente sanos.
Antonio de Castillo y Eva Casanueva sí saben lo que tenemos, exactamente lo que a ellos les falta desde hace más de once años; once años esperando una respuesta, deseando una explicación verídica y más de once años añorando (si bien no es necesario) un sitio donde ir a llorar a su hija, y digo que no es necesario, porque no quedarán lágrimas en sus mejillas.
Este caso, así como el de otros y otras que desaparecieron sin dejar rastro, ha de hacernos que valoremos lo que realmente tenemos.
Un abrazo y mucho ánimo a la familia Del Castillo Casanueva.

Foto extraída de la página: elcaso.com

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