¡Ay, qué poco saben
los que te tachan de payaso porque lo que haces es intentar que se evadan de
sus preocupaciones los demás!
¡Cómo desconocen a los de la cara pintada y la nariz colorada!
Pueden tener el corazón partido, el alma destrozada, pero siempre, en público
esa sonrisa en la boca que los hace grandes, inmensos, geniales, especiales e
irreemplazables.
No recuerdo ni una sola vez, y hablo de ello porque pertenecen a mi infancia y
juventud, que ninguno de los miembros del programa infantil que sustituyó a los
"Chiripitiflaúticos" , "Los Payasos de la Tele",
tuviera una cara triste cuando salían en TV, tanto en el programa como fuera de
él; ni incluso en la muerte de Fofó se les vio cara de dolor.
Pero que sepáis, y así lo corroboro, que no todos los payasos tienen la cara
pintada y la nariz colorada; no todos los "clowns" aparecen a menudo
en el circo o en la televisión; la gran mayoría, salen a la calle día a día con
la cara descubierta dispuestos a hacer la vida más llevadera a los que le
rodean.
Como homenaje a ellos, y ellas, os dejo con un relato corto del libro:
"Cuentos para pensar" de Pedro Cinagia, con una moraleja demoledora.
"En el
consultorio de un célebre psiquiatra se presentó una vez un hombre
aparentemente equilibrado, serio y elegante. Después de algunas respuestas, sin
embargo, el psiquiatra descubrió que aquel hombre estaba profundamente
deprimido. Una gran melancolía y una tristeza angustiosa lo invadía hasta el
fondo del corazón. El psiquiatra comenzó entonces, con mucha habilidad, su
trabajo terapéutico. Al final del coloquio dijo a su paciente: “¿Por qué
esta noche no se va al circo que recién ha llegado a nuestra ciudad? Hay un
famoso payaso que le divertirá mucho, es un clown excepcional. Le hará
bien, le aseguro” Y aquel hombre se deshizo en lágrimas y dijo: “Aquel
payaso soy yo”
¡Cómo es difícil
juzgar a las personas por lo que aparentan en el exterior! Unos famosos
versos de un poeta italiano del 700, Metastasio, dicen:
“Si a cada uno se le
viera escrito en la frente su angustia interior, muchos de los que nosotros
envidiamos nos moverían a la compasión”
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