No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

Seguidores

01 julio 2020

LOS ABRAZOS DE LOS TUYOS.

Cuando eres pequeño, tus brazos son demasiado cortos para abrazar a todos los que te quieren; padre, madre, hermana, hermano, abuelos y en algunos casos, como yo, un afortunado, (mi abuela Concha la vieja) a bisabuelos.
Esto del abrazo se convierte irremisiblemente en una paradoja del destino, conforme vas creciendo y tus brazos se van haciendo mås amplios y fuertes, van desapareciendo las personas a las que de pequeño no abarcabas y que ahora las tienes para abarcar.
Cada vez que falta alguien de tu familia, el abrazo se hace mås corto, mås pequeño, mås diminuto, se van marchando poco a poco, uno tras otra, y la nostalgia hace temblar tus extremidades superiores porque dejas de sentirlos.
Abrazaste los gestos, las miradas, ceñiste las sonrisas, las carcajadas, incluso las desavenencias y las discusiones; rodeaste entre tus brazos los besos, las caricias, ese pelo que se fue volviendo blanco, las arrugas de la piel; envolviste junto a tí a esa pequeña "personita" que te regaló la vida, le diste el biberón, la papilla y la fruta; pero progresivamente, se van marchando, unos para no volver mås y otros que se alejan por trabajo o devoción, hasta que no tienes nadie a quien abrazar.
La Ășnica suerte que te puede restar es que te abracen los que te sigan, los que queden cerca de tĂ­, los nuevos vivientes de tu cĂ­rculo vital: parientes, o amigos, un placebo de lo que realmente deseas.
Pero por muchos abrazos que recibas de los nuevos inquilinos, de los que abarques, siempre, digo bien, siempre extrañaras algunos o muchos de los que ya no tienes.
Puedes tener un millĂłn de abrazos nuevos, pero siempre vas a echar de menos a los que se fueron, y que ahora con tus brazos enormes y fuertes, ya no puedes abrazar. Hay que aprovechar las ocasiones que nos regala la vida y no rechazar nunca la oportunidad de dar un abrazo a un ser querido.
"Extrañar no tiene brazos, pero aprieta tan fuerte el corazón..."

Foto extraĂ­da de la pĂĄgina: cenitpsicologos.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario