Cuando era pequeño rulaba por Navidades, hoy en día no tanto, un villancico:
A la puerta de mi casa voy a poner un petardo,
"pa" reirme del que venga a pedir el aguinaldo;
pues si voy a dar a todo el que pide en nochebuena
yo si que voy a tener que pedir de puerta en puerta.
Esta mañana estuve andando un buen rato, me desplacé desde Plaza de Armas hasta el Prado de San Sebastián, y en la calle San Eloy, Campana, Sierpes, Plaza San Francisco (joder parecí una cofradía), Avenida de la Consitución, Puerta de Jerez, San Fernando...
Muchas personas estaban adosadas a la pared de la calle, con un cartel de cartón y un vaso de plástico pidiendo. Todos y todas pedían para comer; unos porque estaban enfermos, otros porque tenían hijos, los demás porque no tenían trabajo; creo firmemente que hoy en día nunguna persona necesita en Sevilla pedir para comer, pero sigue siendo una verdadera tristeza tener que estar en la calle solicitando la caridad.
Me encontré a mujeres vendiendo romero, (qué guapo eres), pañuelos, bolígrafos, con huchas y pegatinas, etc.
Pero lo que más me ha sorprendido ha sido descubrir una nueva ocupación; una pléyade de jóvenes, educados, demasiado simpáticos, halagadores y sonrientes con carpeta y papeles bajo el brazo que te atropellan, intentándote convencer de que te asocies a UNICEF, médicos sin fronteras, manos unidas... Y lo peor de todo es como los han bautizado: Buscadores. ¡Coño ni que estuvieramos viendo a Harry Potter!
Que nomenclatura más desagradable para nominar a personas que se dedican, en teoría, a recabar asociados que aporten mensualmente donativos a asociaciones "en teoría" sin ánimo de lucro.
Pues si voy a dar a todo el que pide...
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