Hace muchos, muchos años, un familiar de pequeña edad, tenĂa problemas con "los nervios", era muy enfĂĄtico, y demasiado hiperactivo; pero era feliz jugando al fĂștbol; se me ocurriĂł hablar con un jefe del Banco donde trabajaba, a ver si pudiera mediar para que le hicieran una prueba en el Betis (el chaval no lo hacĂa mal) ya que allĂ tenĂa mano.
HablĂł con quien fuera y le hicieron la prueba; empezĂł a jugar con los infantiles; yo lo llevaba a entrenar los dĂas que le correspondĂa, y asistĂa a los partidos que jugaba. Pasado un tiempo el entrenador de los infantiles fue cambiado, y de la noche a la mañana el chico se quedĂł en la calle cuando tomĂł posesiĂłn el nuevo entrenador.
¿Que hubiera sido de ese chico si le hubieran dado la oportunidad de seguir?
Pues a The Beatles les pasĂł tres cuartos de lo mismo; DECCA los rechazĂł, cosa que no hizo PARLOPHONE dĂĄndoles la oportunidad de grabar, si no hubiera habido esa segunda oportunidad, quizĂĄ se hubiera perdido en el tiempo la mejor banda de mĂșsica de la historia (por lo menos para mĂ).
Nadie nace valiente, ni tampoco me valen aquellos que catalogan a otros de cobardes; tampoco nadie nace desconfiado, ni unos tienen mĂĄs miedos o menos miedos; no toda la gente es violenta, ni sumisa, nadie sabe jamĂĄs cĂłmo va a desarrollar un trabajo que le han encomendado, a nadie se le dio clases para ser padre, ni hijo, ni esposo, ni esposa; nadie sabe cuĂĄnto tiempo puede aguantar sin comer o sin beber, nadie sabe si sabrĂĄ amar o si no, si serĂa buen pianista, o buen albañil, o buen polĂtico, o mal dictador, o buen torero o mal futbolista, nadie sabe cuando nace absolutamente nada.
Estoy convencido de eso, ninguna persona puede ser nada, sin una oportunidad (o varias) para serlo.
Todo valiente, es valiente, porque ha tenido la oportunidad de demostrar su valentĂa, otros son cobardes por la misma circunstancia; la vida nos presenta muchas oportunidades, y esas oportunidades marcan nuestra forma de ser, y seguramente nuestro destino.
Por ello, a aquellos o aquellas que se pasan la existencia echando en cara a los demås sus faltas, sus defectos, sus carencias; a ellos y ellas que se creen imprescindibles en las cosas que realizan, minimizando a los que les acompañan con el tan sabido: "tu nunca harås esto que yo hago" les digo:
¡TĂș sĂ que seguro eres gilipollas,te han dado oportunidades, y lo demuestras cada dĂa!
Un poco mĂĄs de humildad, si esos otros a los que tanto denostamos, tuvieran la oportunidad de demostrar...
Otro gallo cantarĂa.
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