El otro dĂa entrĂ© en una oficina de la empresa en la que trabajĂ© mis Ășltimos años, empresa de la que me siento enormemente orgulloso; es una de esas llamadas "stores" ; amabilidad a raudales, atenciĂłn superrĂĄpida, y eficiencia diez; pero se me vinieron a la mente muchas cosas...
Hace unos meses le comprĂ© a una anciana, que no entendĂa bien de las nuevas tecnologĂas, un mĂłvil para que estuviera continuamente conectada con su familia, por si tenĂa que salĂr a la calle siempre estuviera localizada o poder localizar a alguien; al cabo de tres dĂas lo tuve que devolver; (menos mal que guardĂ© la caja y todo lo demĂĄs), la pobre mujer no entendĂa ni papa de moviles y no era capaz ni de coger una llamada.
En los bancos, hemos pasado en poco tiempo, de que los ancianos le digan al ventanillero (asĂ nos llamabamos en mis tiempos)...
-Deme usted tanto y pĂłngame la cartilla al dĂa; a...
-Señora, para sacar dinero y poner la cartilla al dĂa, pase por el cajero; cuando algunos mayores todavĂa creen que en la caja fuerte de la entidad, estĂĄ guardado su dinero y el de todos los clientes de la oficina y de todas las demĂĄs oficinas.
Hay muchas entidades (llåmese Hacienda, Seguridad Social, tråfico, empresa electrica, empresa telefonica, etc.) en las que cualquier tipo de consulta, cita, o petición se debe hacer a través de internet; aunque muchas personas no tienen ni siquiera cobertura para móviles en su pueblo, imaginemos que podrån saber de internet; también hay otras personas que no quieren perder el poco tiempo que les queda en aprender tantas cosas.
En las grandes superficies o almacenes de muebles para montar, hay cajas en la que tĂș te cobras y tĂș les pagas, con tarjeta o efectivo, y cuesta trabajo.
No todos tenemos la capacidad de aprender a la velocidad que cambia la tecnologĂa, no todos somos tan inteligentes como los que determinan lo inteligentes que tenemos que llegar a ser; no todos, tampoco, tenemos las mismas posibilidades de hacerlo.
Es lo mismo que regalarle una biblioteca a un analfabeto o analfabeta si antes no lo enseñamos a leer, y ademås, y mucho mås importante, a comprender lo que lee.
TambiĂ©n se podrĂan enviar a un monte a los eruditos de las nuevas tecnologĂas, a los que se defienden tan bien con ellas; pero sin mĂłvil, ni ipad, ni internet, sin mochila, sin vĂveres y sin entrenamiento y que tuvieran que sobrevivir durante una semana, allĂ solos, a lo mejor verĂan las cosas de otro modo.
¡Equilibrio!
En fin, no se para qué pienso tanto, si algunas veces es "pa nå".
En las grandes superficies o almacenes de muebles para montar, hay cajas en la que tĂș te cobras y tĂș les pagas, con tarjeta o efectivo, y cuesta trabajo.
No todos tenemos la capacidad de aprender a la velocidad que cambia la tecnologĂa, no todos somos tan inteligentes como los que determinan lo inteligentes que tenemos que llegar a ser; no todos, tampoco, tenemos las mismas posibilidades de hacerlo.
Es lo mismo que regalarle una biblioteca a un analfabeto o analfabeta si antes no lo enseñamos a leer, y ademås, y mucho mås importante, a comprender lo que lee.
TambiĂ©n se podrĂan enviar a un monte a los eruditos de las nuevas tecnologĂas, a los que se defienden tan bien con ellas; pero sin mĂłvil, ni ipad, ni internet, sin mochila, sin vĂveres y sin entrenamiento y que tuvieran que sobrevivir durante una semana, allĂ solos, a lo mejor verĂan las cosas de otro modo.
¡Equilibrio!
En fin, no se para qué pienso tanto, si algunas veces es "pa nå".
No hay comentarios:
Publicar un comentario