No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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15 febrero 2018

LOS LUNES AL SOL.

Hace años ya, si paseabas por la calle los lunes, los martes, los miércoles y demás días de la semana (por lo menos por el pueblo) te encontrabas al sol a los "abueletes" jubilados, a personas mayores que buscaban en el astro rey, en el Dios Ra, calor para sus huesos, para que  se produjera la fijación del calcio; un chute diario de vitamina D.
Las abuelas se sentaban en las puertas de casa, en la calle, y ellos en los bancos de la plaza o a las puertas del casino.
Ahora, con el gran cambio que se ha producido en nuestra sociedad, están los hijos y sus parejas trabajando; con la tan traída y tan llevada crisis que padecemos (porque irse, creo que va a ser igual que la gripe de este año que no se quiere ir), y con el desempleo tan acusado, los abuelos han dejado de tomar el sol, los jubilados y jubiladas tienen otros menesteres: llevar a los nietos al colegio, estar con ellos cuando están enfermos, comprar, hacer la comida para los hijos y nietos; la subida de nivel cultural de los abuelos, que los podría haber llevado a leerse un buen libro tomando un poco de ese sol tan necesario, tampoco les ha servido para nada. Hablo con muchos amigos jubilados y ninguno tiene tiempo para nada.
Ayer estuve paseando por un barrio de Sevilla, y descubrí muy a mi pesar, que el sol no se está desaprovechando; hay muchos hombres jóvenes entre treinta y tantos y cuarenta y  tantos años, la mayoría desahuciados por la sociedad, sin oficio ni beneficio, que con un cigarrillo en la boca, están hoy en día, los lunes, los martes, los miércoles, los jueves, los viernes y el fin de semana al sol.
Demasiado tiempo al sol; ya hasta tienen la piel cetrina oscura, no es justo que los jubilados no tengan tiempo libre y haya tantos jóvenes al sol, y lo que queda por venir con el retraso de la jubilación, el crecimiento del parque de máquinas, de ordenadores, de circuitos impresos y de robots que realizan muchos trabajos, eliminando mano de obra.
Lo que hace unos pocos de años era un verdadero placer para las personas mayores y los niños pequeños, los muy pequeños, cuando recibían el sol; hoy en día es un verdadero suplicio para una buena cantidad de gentes.
Y los que tienen que hacer algo, nada hacen; ande yo caliente...



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