Hay una sensaciĂłn a tener muy en cuenta y que determina nuestra forma de actuar sobre alguna comida, es el asco; cuando una comida te da asco, malo, es difĂcil que vuelvas a probarla, y te puede dar asco por cuatro motivos.
Uno, simplemente por la imagen del plato; pongĂĄmonos en un filete de hĂgado no muy hecho, a la plancha, con purĂ© de remolacha chorreante; nada mĂĄs verlo, las nĂĄuseas aflorarĂan a la boca del ochenta por ciento de los que leĂ©is Ă©sto.
Dos, por el olor, por el "perfume" que desprende la comida; un buen plato de coliflores calientes con un chorreĂłn de limĂłn, o un buen cocido de brĂłcoli; una aspiraciĂłn cercana, y te inunda ese aroma inconfundible que normalmente pulula por la cocina y por casi toda la casa donde se han cocinado, puff dirĂan la mayorĂa, ¡que asco!
Tres, por el sabor, por esa catarata de nauseabundo "placer" que te inunda la boca cuando masticas y tragas, por ejemplo, un buen plato de patatas fritas con crema de cacao y salsa picante de jalapeños, arrggg.
Y cuatro, y a veces incomprensiblemente, por saturaciĂłn de algo que te gusta mucho, o que te puede gustar, que necesitas para el dĂa a dĂa, que te es necesario para seguir adelante, pero que dada la reiteraciĂłn de tragarte, año a año, mes a mes, dĂa a dĂa lo mismo, sea el plato del color que sea, o tenga el gusto que tenga, terminas por tenerle asco.
Si no, podĂ©is preguntarle a una amiga, que sĂłlo querĂa flan para postre, nada mĂĄs, ni fruta, ni yogurt, ni zumo, ni un dulce, solo flan; su padre la obligĂł a desayunar flan, a almorzar flan, y a cenar flan, pero flanes de los grandes, familiares; estuvo durante unos diez dĂas a esa dieta, al principio estaba feliz, pero al cabo de esa semana y media el flan le daba asco, y no lo probĂł mĂĄs en su vida.
En nuestro paĂs, hay unos "profesionales electos" que muchas veces huelen mal, muy mal; otras se justifican "impresentablemente", otrora te dejan mal sabor de boca cuando degustas como se comportan en el dĂa a dĂa; y ademĂĄs, y para mĂĄs Inri, son repetitivas y repetitivos, siempre contando la misma historia desde hace, muchos, muchos años.
Por eso hay mucha gente que ya dice a boca llena que les dan asco, ellos, ellas y hasta a su madre (la madre polĂtica) que la pobre no tiene culpa de nada.
En fin, no se... no se...
En fin, no se... no se...
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