El otro dĂa me apareciĂł esta palabra por casualidad en un texto, y como hago siempre, me preocupĂ© de quĂ© significaba y de dĂłnde procedĂa.
Y viene del latĂn "NOLO" (no quiero), y a su vez estĂĄ contaminada con la palabra "VOLUNTAD" (facultad de decir y ordenar la propia conducta), es un sustantivo que al igual que su equivalente "NOLICIĂN", se emplea principalmente en filosofĂa para designar el acto de "no querer"; o sea no tener voluntad para hacer una cosa.
El mismo Miguel de Unamuno emplea esta voz como tĂtulo de uno de sus escritos "Noluntad nacional".
DespuĂ©s de esto, esta palabra que para mĂ era desconocida, (nunca estudiĂ© filosofĂa), va siendo hora de utilizarla mĂĄs a menudo en nuestra vida diaria, porque como dicen los gallegos de las meigas: Haberla hayla.
Hay mucha noluntad en nuestra sociedad actual; no hay voluntad ninguna para arreglar tantos problemas como nos ocupan, con la puñetera manĂa de proyectarlo todo como un partido de tenis malo, en el que los jugadores solo se preocupan de devolver la bola, sin que se salga de la pista, pero sin el riesgo de intentar ganar el punto, esperando el fallo del contrario.
Muy pocos y pocas se mojan de verdad, afrontando los problemas de frente, e intentando dar una soluciĂłn coherente.
Creo que no hace falta que exponga las demostraciones de noluntad que actualmente vivimos, cada uno de vosotros es libre de hacer su propia lista, seguro que serĂĄ larga y extensa.
Transcribo el texto de NOLUNTAD NACIONAL, Miguel deUnamuno, año 1915, parece de ayer...o de hoy.
Bueno, ¿y quĂ© queremos? ¿Lo sabemos acaso nosotros mismos? Yo creo que no. SĂłlo sĂ© una cosa y es que queremos querer, que acaso soñamos querer. Pero voluntad, no ya nacional, siquiera colectiva, de unos pocos escogidos, ¿dĂłnde la hay? Cada uno quiere, es cierto, su cosa; mas ¿dĂłnde estĂĄ aquella sola y misma que todos, o por lo menos muchos, queramos?
Que no hay conciencia nacional decimos. Ni siquiera voluntad nacional. Si la hubiera, del querer brotarĂa el pensar. Pero los españoles, como tales, sĂłlo parecen querer que se les deje morir en paz. Morir, no vivir. España no quiere nada fuera de sĂ misma, es decir, no quiere nada. No quiere dominio territorial; no quiere dominio espiritual tampoco. Ni quiere soñar ensueños que dar a los demĂĄs. Duerme sin soñar.
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