Hace muchos años, concretamente en
septiembre de 1978, me dirigí a trabajar como todos los días, al Banco de
Sevilla, que estaba por aquellos años en la plaza Nueva de Sevilla.
A las ocho, cuando empezábamos a
trabajar, teníamos las ventanas abiertas para que nos inundara el frescor de
una mañana de final de verano, empezaron a sonar las campanas de la Catedral
metropolitana, y mi jefe, por aquel entonces, levantó la cabeza de lo que
estaba haciendo, con un semblante extraño.
Se levantó rápido, y sacó la cabeza por
la ventana. Al momento se volvió hacia nosotros acontecido y nos dijo. ¡El Papa
ha muerto¡.
-Eso cómo va a ser hombre?, si sólo hace
un mes que lo han elegido?.
Esa campana, o ese toque de campana (no
recuerdo muy bien, cómo lo dijo) solo tañe cuando muere un Papa. Y
efectivamente, pusimos la radio, y el Papa había muerto.
He contado ésto, para hacer un
panegírico a las campanas.
Han sido, durante siglos: radio,
televisión, teléfono, móvil, pregonera del pueblo, alarma, instrumento musical
y tantas y tantas cosas; copas invertidas con música de:
gozo, alegría, luto, fuego, agua, oración, y otras miles de notas musicales que
durante los siglos han volado al viento. Homenaje que hago desde aquí
a la campana, como harán desde el conservatorio el próximo día 29 a
partir de las 22 horas. Un concierto de campanas, que podremos escuchar en
directo desde nuestra propia casa.
Espero que lo disfrutéis, así como
también deseo que disfrutéis de un reparador sueño. Buenas noches.
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