Hoy en día,
gracias a los avances de la ciencia, podemos emplazarnos en cualquier parte del
mundo, en relativamente poco tiempo, algo más de dos o tres días.
Por lo
tanto, no hay distancias largas; lo que ya no es tan corta, es la falta de recursos
para poder viajar a esos destinos. Hay familias, que por desgracia se despiden,
y no se vuelven a ver más en el resto de sus vidas. Hay quien se despide de los
suyos, para cruzar una corta distancia de mar en una barcaza, y esa misma mar
los esconde para siempre de sus seres queridos.
También hay,
quien considera una distancia insalvable, dar la vuelta a la esquina para
visitar a sus padres, a sus hermanos o simplemente a un amigo.
Algunas
parejas, o algunos padres e hijos, aún viviendo en la misma casa; la distancia
entre las habitaciones donde moran, suelen ser medidas, lamentablemente, en
años luz.
En el lado
opuesto, por increíble que parezca, en la cercanía, están con nosotros,
familiares y amigos, que algunos, hace muchos, muchos años que nos dejaron
físicamente.
Parejas que
por motivos de trabajo, están lejos, y se siguen amando día a día.
Compañeros,
que hace, mucho, mucho tiempo que no ves.
Amigos que,
podrán pasar años sin verlos, pero que siempre están ahí, cerca de tí.
No me cabe
la menor duda, que el olvido, es la mayor de las distancias que puede
separarnos, y esa, por desgracia, para cubrirla, no solo hay que viajar.
Esta noche, cuando cambiéis la hora, soñad con que estáis cerca, que no dormís en el olvido.
Muy buena reflexión
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