Probablemente
las fichas de dominó colocadas una frente a otra en una hilera sin fin, sirven muchas veces como espectáculo visual cuando se empuja levemente la
primera y van cayendo una detrás de la otra hasta el final.
Esta
expresión artística, en algún momento, puede ser espejo de muchas de las cosas
que ocurren, o suceden a diario.
Si
hay un atentado criminal, en el que pierden la vida, algunas o varias personas,
éste atentado es el dedo que empuja la primera ficha, y vienen más detrás de ese.
Lo
mismo ocurre con los asesinatos de mujeres, el primero es el dedo y después
vienen más y más.
Los
suicidios también tienen un porcentaje elevado de fichas de dominó, cae el primero y caen bastantes más.
Está
pasando con los masters, con los estudios no realizados, con la corrupción, con
los timos, con los bulos de la noticias; cae la primera y ufff…
¡Joder,
siempre pasa esto para las cosas dañinas, para las malas, para los
sufrimientos!
No
sé por qué nunca esas malditas fichas de dominó son por una vez solidarias, no
entiendo por qué, si una persona sale en televisión confirmando que ha donado todos los
órganos de su hija fallecida no hay una ristra inconmensurable de donaciones,
ni comprendo por qué si alguien recibe un buen acto de un congénere no sigue
empujando a otros con buenos actos como hacen las fichas de dominó.
Espero
que, esas fichas que van cayendo sucesivamente en un delirio sin fin, alguna
que otra vez no estén manchadas de sangre, y sí de buenas acciones y magníficos
compromisos.
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