No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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20 noviembre 2018

UNA ASIGNATURA QUE NO ENSEÑAN.


Desde que tenemos uso de razón todo lo que hacemos en nuestra vida es aprender, un aprendizaje continuo que se inicia cuando nuestro corazón empieza a latir.
El latido, la respiración, el llanto como primeros conceptos; a mamar, a balbucear, a dormir, a tomar de un biberón, a comer con cuchara, a articular fonemas o vocablos, a emitir palabras, a gatear, a dar pasos hasta llegar a andar.
Y sigue nuestra vida, y seguimos asimilando cosas.
Toda la que ha tenido un hijo seguramente podrá relatar detalladamente todo lo que su hijo o hija ha ido conociendo paulatinamente en el transcurso de su infancia.
Después viene la guardería con sus colores, su música, su relación con los demás; el colegio, con sus matemáticas, lengua, etc.
Y el instituto, la universidad, y la pandilla, y la relación con los amigos, con los miembros del otro sexo, y en el trabajo; siempre, continuamente aprendiendo.
Pues bien, hay una enseñanza que en un momento de la vida nos va a hacer muchísima falta y que nada ni nadie nos la enseña, una materia que no hay ningún sitio donde cultivarla, una asignatura que es obligatoria para todos, pero que no la podemos aprender con el uso, toda vez que quizá solo la veremos una vez.
Me refiero a aprender a morir.
Desde pequeños, retiran a los niños de las casas donde llega la señora de negro, para que, según dicen, no sufran.
Considero que deberían incluir de pequeños en nuestras enseñanzas cómo morir con la mayor paz posible; posiblemente, si tuviéramos consciencia desde pequeños que nos vamos, más tarde o más temprano, otro gallo nos cantaría.














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