No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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10 noviembre 2018

EXPÓSITO.


De “expositus”, (expuesto) en latín, recién nacido abandonado o expuesto, y que por ende se desconoce su origen.
En tiempos, y hasta el año 1921 en que ya era posible cambiarse legal y gratuitamente el apellido, éste era el apellido con que designaba a los niños y las niñas de origen desconocido que eran abandonados en la inclusa.
En 2018 más de 72.000 personas lo llevan actualmente en España, siendo los descendientes directos de esos niños abandonados; y esto me lleva a reflexionar que por muy mal que le fuera a una familia, a un recién nacido, era recogido en un orfanato, y más bien o más mal, comían, crecían, se formaban y tenían una posibilidad de salir adelante.
Hoy, casi un siglo después de la entrada en vigor de esa ley del cambio, en algunos países africanos más olvidados, o recordados sólo para ser escenarios de guerras y que pululan en la inopia, se extiende como la pólvora la costumbre de dejar a los niños y niñas recién nacidos sin nombre; y no por ninguna tradición ni ninguna costumbre tribal, sólo y exclusivamente los dejan sin apellidos, porque no saben si van a vivir lo suficiente para tener la oportunidad de llamarlos ni siquiera por su nombre algunos días.
Hay más de siete mil niños actualmente, según oí ayer, que no tienen nombre; no sé si será una publicidad para que te afilies a esa ONG que los intenta ayudar, o que posiblemente sea verdad, y entonces me pregunto:
¿De qué vale tener nombre si no vas a vivir lo suficiente para que la gente que te rodee te conozca por él?
No sé cómo  a veces no sentimos por lo menos: “VERGÜENZA”.












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