No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

Seguidores

08 noviembre 2018

LA MALDITA TOALLA.

Existe un combate de boxeo de tí mismo contra tu destino, en el que ese destino es de pesos pesados y tú eres un mísero peso mini-mosca, un combate que será demasiado desigual.
Aunque te has preparado muy mucho para luchar contra él; éste, de vez en cuando, te receta un crochet de derecha que te manda a la lona; levantas tu cabeza y observas que has dejado un fino reguero de sangre en el suelo que procede de tu boca, te duele el ojo, la tripa y mucho más la comisura derecha de los labios; te llega al oído remotamente la cuenta que hace el árbitro:
- Cuatro, cinco, seis... segundo a segundo... lentamente...
Apoyas tus manos enguantadas y te incorporas para seguir recibiendo "leña", es lo que queda, porque sabes que tu contrincante acabará venciendo por KO en poco tiempo, o por puntos si el combate es más largo.
Y continúas recibiendo, a veces sueltas tu izquierda e intentas hacer un poco de daño a ese destino que te resulta tan superior; cuando estás demasiado dolorido intentas utilizar el "clinch" o cuerpo a cuerpo, para procurar descansar un poco de tan ajetreado combate, y miras a tus adentros, a tu entrenador, a ese ser interno que dirige tu existencia, y le pides que no tire la toalla, que vas a seguir luchando por tí y por los tuyos.
Cuando luchamos día a día por subsistir, por seguir adelante, cuando combatimos desaforadamente por nosotros y los nuestros, y aunque sepamos ciertamente que al final vamos a perder el combate, lo que realmente no deseamos nunca, es que ese yo que llevamos dentro tire jamás la toalla, porque cuando eso ocurra, el combate si que habrá terminado definitivamente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario