No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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15 noviembre 2018

PERDÓN.

El otro día estuve escuchando una entrevista con Irene Villa, víctima de una atentado terrorista en Madrid cuando tenía doce años, y en el que perdió algo más que sus dos piernas.
Era impresionante escucharla hablar; la sencillez, la capacidad comunicativa, y su fuerza; hablaba del perdón, eso de lo que tanto carecemos hoy en día; es difícil perdonar cualquier traición, cualquier falta, cualquier discusión, muchas veces entre la familia; y ella lo ha hecho con los que cometieron el atentado.
Desde el año 1991 hasta nuestros días esta mujer ha tenido que convivir todos los días con su mutilación, con la psicosis de la bomba lapa en su coche, y a pesar de ello los ha perdonado, considera que perdonar es romper la cadena que te ata con la persona que te ha hecho daño, y para ella ha sido liberador.
Incluso comentaba, cosa que me sorprendió bastante, que redactó una carta de perdón hacia los terroristas que intentaron asesinarla, por la que se siente muy satisfecha.
Hay tantas cosas que perdonar y no lo hacemos, hay tantos perdones que conceder, y tantas personas que nos tienen que adjudicar el suyo, que no sé si tendremos o tendrán vida suficiente para hacerlo.
Irene procede de Eirene, que en griego significa "paz"; y esta mujer de 37 años, con tres hijos, periodista, psicóloga y deportista paralímpica, soltó una frase que podríamos aplicar a todos los estratos de nuestra vida y de nuestra historia; en casa, en el trabajo, con amigos y en la calle, es tan difícil el perdón...
Pero lo cierto y verdad es que ella dice: Nunca habrá paz si no hay perdón.
Y ahí si que no hay más vuelta de hoja.

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