Ayer, preguntando a mi hermana cómo iban las cosas en casa de mi madre, cómo llevaban el enclaustramiento obligado, me contestaba...
-¡Bien, aquí en el banco de la paciencia!
Y claro, como cada vez que escucho algo que no se de donde proviene, se pusieron a trabajar mis células grises (como diría mi admirado, por leído, Hércules Poirot, legendario detective creado por Agatha Christie).
Esteban Terreros dice que en 1786 podría ser algo como el Banco de Hipócrates; artilugio médico para el tratamiento de algunas lesiones óseas; o el banco de algunos coros que disponen de unos añadidos que permiten simular estar de pie aún estando sentado; pero esos añadidos se llamaban: "misericordias".
Se define "estar en la banco de la paciencia" como estar aguantando o soportando alguna molestia, pero como muchas de las expresiones comunes provienen de la marinería...
Cada palo aguante su vela, vete al carajo, a palo seco, viva la Virgen y esta que nos ocupa.
Un marino profesional desconocía el término, pero comentó que todo cuanto existe en la náutica tiene una explicación lógica; y por ello, el "banco de la paciencia" debería de ser el lugar donde los marineros esperaban sentados la hora de su turno de guardia, o remo; esta definición parece ser la más lógica.
No obstante, y ya que la expresión está asimilada por todos en nuestro vocabulario, ahora la aplicamos a los tiempos que nos tocan vivir.
Hay personas, se me vienen a la mente ahora mismo muchos y muchas que viven adosados a una silla de ruedas, unos menos y otros completamente, que tienen un banco de la paciencia infinito; los que están encamados/as de por vida, los que no pueden ni moverse dentro de su casa, los que no tienen la posibilidad ni de salir a la calle, los que están en una UCI, en resumen, un sin fin de personas en los que el banco de su paciencia debe tener el tamaño del Banco Central Europeo.
Y hablando de bancos, se podría crear un banco de la paciencia para prestar gratuitamente paciencia a aquellos/as que les falte, a los que la pierdan, y para todos los que la necesiten.
Eso sí, sin ánimo de lucro.
- Ahora mismo tengo mucha paciencia; ¿quién necesita un poco de ella?
Así debería ser todo.
¡Hay que cuidarse y cuidar a los demás!
Misericordia, extraído del blog "La agenda de Zalabardo" |
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