No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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02 marzo 2020

LOS INFORMANTES DEL CARNAVAL.

El domingo terminó definitivamente el carnaval de Cádiz; en teoría tendría que haber finalizado el miércoles de ceniza; pero como en todos los eventos del año, se aprovecha cualquier momento para hacer cualquier cosa que guste.
Carnaval en verano, Semana Santa en diciembre, el Rocío durante todo el año, la feria cuando apetezca; en fin, como digo en cualquier momento.
El otro día ojeando un rato la final de agrupaciones del teatro Falla de Cádiz, hubo una cosa que me llamó mucho la atención.
La primera fila de barreras (haciendo un símil taurino) está compuesta por una pléyade de señores y señoras (que por ser de la prensa lo más probable es que no paguen entrada) que se pasan toda la noche delante de una pantalla de ordenador.
¿Es necesario que la pantalla esté encendida durante la actuación de las agrupaciones pertinentes?
¿No podrían apagarlas, tomar alguna que otra nota a oscuras, y entre agrupación y agrupación encender la "pantallita de marras" y escribir la crítica.
Es muy poco estético, más bien diría que nada, y una falta de respeto que cuando una agrupación decide empezar su actuación a oscuras; escenario negro, patio de butacas negro, platea negra, palcos y anfiteatro negros, y el paraíso más negro todavía, las pantallas de los periodistas, que algunas o muchas veces, más que periodistas son partidistas, permanecen encendidas, apagando todo el misterio que se crea en torno a una presentación en la penumbra.
Todas tienen mucha luz, pero lamentablemente la iluminación de las mentes de los y las que están delante de ellas brilla por su ausencia.
Señoras y señores periodistas, no señoras periodistas y señores "periodistos", tengan un poco de respeto por las personas que se suben a las tablas del Falla exponiendo su dinero y sus cientos de horas de trabajo, para que ustedes tengan algo de qué hablar, y por ende les de de comer.
Luces y sombras del carnaval de Cádiz.
¡No echen arena en los ojos de nadie, ni de los que actúan ni de los/as que los visitan, no vaya a ser que el levante, ese que de vez en cuando sopla en Cádiz, se la devuelva a ustedes mismos!

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