Con el "coñonavirus" (por el coñazo que nos está dando) hay un sin fin de opiniones que se lanzan al aire; a través de la radio, a través de la televisión, y sobre todo por las redes sociales.
Opiniones, opiniones, opiniones...
Todo el mundo tiene derecho a opinar, todos tenemos derecho a expresarnos, pero como digo siempre, procurando comprobar que lo que decimos, hablamos, compartimos o simplemente escribimos, no sean ni mentiras, ni falacias, "ni fake news" ni poyas en vinagre.
¡Vaya la lengüita que estoy echando todo el día en casa encerrado!
Y opiniones, opiniones, opiniones....
Todo el mundo quiere opinar, todos queremos tener razón en lo que decimos, en las normas que imponemos por nuestra cuenta, todos...
Y opiniones, opiniones, opiniones...
Un cliente que yo tenía hace mucho tiempo, en un momento de su vida cayó enfermo, con una enfermedad grave.
De vez en cuando iba a la oficina, aunque no era lo aconsejable, y le preguntaba:
-¿Cómo estás?
-¿Cómo llevas las indicaciones y las restricciones?
Y el, con la sorna personal que siempre tenía, además de su prepotencia me contestaba:
-Yo voy a seguir estrictamente las indicaciones de mi médico, en el he confiado; y si me muero ya veras como vuelvo a pegarle un tirón de orejas.
A ver si las opiniones de la gente no se toman como doctrina, ni tan siquiera las opiniones de los no profesionales en este tema, y menos de algunos políticos de medio pelo.
"He observado que la opinión pública está dividida en dos grupos: el uno cree que el gobierno es capaz de mantener a todos los ciudadanos; y el otro, duda de que todos los ciudadanos sean capaces de mantener al gobierno". James Alouisius Farley (Político irlandés en Estados Unidos 1888-1976)
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