Hace tiempo que me gusta sonreĂr, tan a menudo lo hago, que algunas veces, solo algunas veces, pudiera ser que no se me trate con la seriedad necesaria. ¡AllĂĄ cada uno con lo que lleve! Tener una sonrisa en la boca no significa que no seas una persona seria, cabal y formal.
Y es que me gusta sonreĂr, hablarle a la gente para que sonrĂa, porque la sonrisa, como ya dije en mi entrada de hace unos dĂas: "EL VALOR DE UNA SONRISA", la sonrisa es muy beneficiosa, y lo demuestra el decĂĄlogo detallado en esos doce puntos.
Quien comparte mi vida, tambiĂ©n sonrĂe a menudo, y creo que es realmente necesario.
Todo se lleva mejor con una sonrisa; el trabajo, sobre todo con clientes, los compañeros de clase, los camaradas de trabajo, los padres y madres con sus hijo e hijas, y las parejas, los amigos, las amigas; todo, todo se lleva mejor con una sonrisa.
Y si por casualidad no tienes quien comparta la vida contigo, si te resulta difĂcil encontrar quien lo haga, nunca deberĂas de dejar de sonreĂr.
Incluso si las cosas no salen bien en un momento determinado, si arrastras alguna enfermedad, si el dĂa a dĂa no va como creyeras que debiera ir, si la vida te ha tratado mal en algĂșn momento, no dejes nunca de sonreĂr.
En cualquier rato del dĂa o de la noche, de la mañana y de la tarde, del mediodĂa o bien temprano, cualquier momento es bueno para sonreĂr.
Y si no os apetece hacerlo, recordad siempre esta sentencia del premio nobel de literatura, "Gabo":
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