¿Cuántas virtudes nos regala la vida, además de la vida misma?
El amor, la esperanza, la templanza, el equilibrio; la seriedad, el respeto, la fidelidad, el humor, la elegancia, la transparencia; la solidaridad, la caridad, la fe, la dulzura, y por último, el amor otra vez, además de varios etc.,etc.,etc.
El amor, la esperanza, la templanza, el equilibrio; la seriedad, el respeto, la fidelidad, el humor, la elegancia, la transparencia; la solidaridad, la caridad, la fe, la dulzura, y por último, el amor otra vez, además de varios etc.,etc.,etc.
Infinidad de virtudes que hacen nuestra vida y las de los demás, si las usáramos, bastante más llevaderas.
Vengo, por una de sus frases, no lapidarias, pero sí virales, a hablar hoy de:
Edmund Burke, irlandes, (1729-1797) , diputado de la cámara de los comunes, adverso a la revolución francesa con su grupo político "Old whigs".
En 1756 escribió:
Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas, acerca de lo sublime y de lo bello" (Casi "ná" el "titulito").
Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas, acerca de lo sublime y de lo bello" (Casi "ná" el "titulito").
Ahí esboza unas teorías filosófico-estéticas que influirían en el pensamiento de Kant.
Licenciado en leyes y en estudios literarios, las necesidades económicas le hacen dedicarse a la política (recordemos, año 1756) ¿Suena de algo lo de necesidades económicas y dedicarse a la política?
Tuvo problemas con los partidarios de la revolución francesa y con los naturalistas, abandonó su partido y dejó la política en 1794, muriendo tres años después.
Una de sus frases más emblemáticas hace referencia a las virtudes que el gran Dador nos hace cuando nacemos y dice así:
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