Tener libertad, es un arma de doble filo, o de triple en algunos casos.
Se tiene libertad para expresarse, y con esa libertad se coarta la libertad de otros.
Se tiene libertad de ideologías políticas, pero se abomina de las otras ideologías ajenas a la tuya.
Se tiene libertad para hablar de todos, pero secuestras las cosas que hablan de tí.
Ves la paja en el ojo ajeno y no ves la viga en el tuyo.
¡Ay, la libertad, que divina palabra, y qué difícil a la vez!
Ser libre, es poder ser criticado por todos, y aceptar todas las críticas, nunca las mentiras ni los bulos, pero si las opiniones.
Jean Paul Marat, científico y médico francés (1743-1793), más conocido como periodista y político durante la revolución francesa, tiene por ahí una frase que se le atribuye, y que tiene la clave sobre la libertad.
"¿De qué sirve la libertad política para los que no tienen pan? Solo tiene valor para los teorizantes y para los políticos ambiciosos."
Sin pan no hay libertad.
El o la que no tiene lo suficiente para subsistir, nunca puede llegar a tener libertad.
Es teniendo pan, y tampoco...
Es teniendo pan, y tampoco...
Recuerdo a José María García, cuando en la radio decía pomposamente:
Me marcho de aquí, porque en esta cadena no tengo libertad de expresión, y se iba a otra; pero claro, con todo el elenco de anunciantes que llevaba consigo; por lo que no dejaba un trabajo sin más.
El que está en una ocupación precaria, mal viviendo con un sueldo ridículo, tiene que aguantar mucho, mucho, incluso la falta de libertad para salvar su pan; porque de irse por esa falta, ¿A dónde?.
Por eso dije al principio que la libertad es un arma de doble, o triple filo; y quizás hasta cuatro.
Me río cuando escucho eso de:¡Somos libres!
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