No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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28 abril 2020

TROPEZONES.

¡Ay, cuántos tropiezos tenemos en la vida!
¡Cuántos "bocazos" nos damos en el suelo cuando caemos de boca y sin casi tiempo para poner las manos!
¡Cuántas veces nos lo decían, y nosotros mismos, cuando nos mirábamos al espejo nos lo repetíamos mil y una vez!
¡Cuántos bofetones sin manos por ser como somos: ingenuos, confiados, entregados a los demás, serviciales, ofrecidos, generosos...!
¡Cuántas veces nos lo han dicho!
-¡Ofrecerte ni para coger monedas del suelo!
-¡Lo regalado, ni agradecido ni pagado!
-¡Si no cobras no asombras!
¡Pues nada, las burras al trigo!
Y volvemos a tropezar una y otra vez...
La historia, fiel reflejo de las necedades de la humanidad, define al ser humano, como el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Yo más bien diría que tres, cuatro, cinco, y como dicen mis admirados "goma-espuma", y así sucesivamente.
Muchos tropezones con piedras, pero por suerte, muchas veces, con piedras de diferentes tamaños y colores. Si fuera con la misma piedra, tantas veces y en el mismo sitio, sería... No de seres humanos, sino de gilipollas.
Mirémonos a los pies por si tenemos pegada alguna piedra con la que tropezamos a diario, y apliquemos disolvente al pegamento, para que no seamos demasiado gilipollas.
Porque ya se sabe que a los gilipollas que cogen o cogemos un carril, les pasa igual que a los burros...
¡Que cuando cogen un carril, o los majas a palos, o los dejar ir!

Foto extraída de la página: srperro.com

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