No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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26 marzo 2021

MARÍA DE LA O.

No voy a aludir aquí a la zarzuela María de la O de 1930 de Sánchez Galarraga y Lecuona, o posiblemente, sí.
No me voy a referir en esta entrada a la canción de 1933 que lleva el mismo nombre, compuesta por Valverde, León y Quiroga para Estrellita Castro, o seguramente, sí.
No voy a apuntar siquiera a la película de 1936 protagonizada por Pastora Imperio, ni a la de 1958 protagonizada por Lola Flores, o a lo mejor, sí.
Y tampoco voy a nombrar a la obra de Antonio Castillo Lastruci de 1936 que es titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la O, cuya foto preside este post, y lo más probable es que sí.
Por cierto, la orfebrería de esta hermandad fue realizada en aquellos años treinta por un tío lejano mío, Francisco Bautista, y es una delicia cuando procesiona el Viernes Santo.
Quiero hoy hacer alusión al nombre en sí, al porqué de ponerle de nombre O a la Virgen.
La Virgen de la O hace referencia a una madre a la que le quedan ocho días para dar a luz, por lo que su onomástica se celebra el 18 de diciembre, esa día se celebra el día de Nuestra Señora de la Esperanza, o también conocida como María Santísima de la O, de la Expectación del Parto de la Virgen .
Se añade esta onomástica en el año 656 y se mantiene en el calendario mozárabe; se aplica el nombre a cómo termina fonéticamente la oración de la tarde, con un largo ¡Oooh!  sostenido, símbolo de la expectación del universo por la venida del Mesías.
Desde esa época han llegado hasta nuestros días siete antífonas (frases breves cantadas)  que se entonaban entre los días 17 y 23 de diciembre.
Son las antífonas mayores o antífonas de la "O", y tienen una curiosidad intrínseca que os detallo; son éstas:
¡O Sapientia¡ (Oh sabiduría)
¡O Adonai! (Oh Señor poderoso, en hebreo)
¡O Radix! (Oh raíz, renuevo de Jesé, padre de David)
¡O Clavis! (Oh llave de David, que abre y cierra)
¡O Oriens! (Oh oriente, son, luz)
¡O Rex! (Oh Cristo Rey)
¡O Enmanuel! (Oh Dios con nosotros)
Leídas hacia arriba las iniciales latinas de la primera palabra después de la "O" detalladas en negrita, expresan el acróstico "ERO CRAS" que significa: Seré mañana, vendré mañana, como si fuera la respuesta del Mesías a la súplica de los fieles.
La cábala hebrea, las oraciones cristianas, y las murmuraciones mozárabes han traído hasta nosotros el nombre de María que hoy traigo a colación: María de la O.


María Santísima de la O, foto del que escribe.


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