La semana pasada hizo un año que me mudĂ© de casa, me vine a vivir aquĂ a mi nuevo barrio, acostumbrado al campo prevĂ que la barriada a donde llegaba olerĂa diferente...
Las calles repletas de naranjos, el azahar en flor, el sol distribuyendo sus rayos a travĂ©s de los resquicios de las ramas verdes, parecĂa tan bonito...
Pero llegĂł el malvado hacedor de enfermedades, el maldito asesino traicionero, sobre todo de personas mayores, el perverso destructor de la forma de manutenciĂłn de muchas personas, el cruel despertador de malas costumbres, el endemoniado enriquecedor de los que han decidido jugar, como casi siempre, con la salud de los mĂĄs pobres, y de los no tan pobres.
No tuvimos mĂĄs remedio que ponernos ese antifaz tapaboca que "en teorĂa" nos sirve para no contagiar a nadie, si bien, al principio era de ricos acceder a las mĂĄscaras y no podĂan ser mĂĄs malas; y fueron pasando los dĂas, las semanas, los meses y cada vez que Ăbamos a salir a la calle, al barrio, habĂa que atrapar, detrĂĄs de la puerta de la calle colgadas, las mariposas "engomilladas" antes de pisar la puerta de la calle.
La careta de "formaciones profesional 2", o sea ffp2, solo dejaban pasar el olor a cigarrillo recién encendido en la puerta del estanco, el perfume irresponsable a tabaco rubio cuando pasabas al lado de un o una inconsciente que andaba por tu lado sin mascarilla y fumando.
Esta situaciĂłn, este avasallamiento para tu nariz ha llegado a un punto en el que desconozco todavĂa el olor de mi nuevo barrio.
Quizås un poco de petricor en mañanas o tardes de lluvia, y poco mås.
Ah, eso sĂ, solo una cosa buena de llevar los cambuj; que los guarros y guarras que no se lavan por la mañana, que apestan a diestro y siniestro, sobre todo cuando se montan en el autobĂșs y se agarran a la barra de arriba dejando libres los efluvios de sus axilas, no nos apesten la existencia como el año pasado.
Espero poder oler pronto los perfumes de mi barrio.
Foto extraĂda de la pĂĄgina: us.toluna.com |
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