¡Ay cĂłmo te sorprende la vida!
Hay muchas formas de sorprender, pero hay algunas que te dejan tocado para un buen espacio de tiempo.
Ahà es donde radica la necesidad de disfrutar de la vida al måximo; lo que se pueda, como le guste a cada uno y por supuesto sin hacer daño a nadie.
¡Ay si nos diĂ©ramos cuenta que esto se va en un suspiro!
Hay muchos necios, necias, y "necies" que se empeñan en hacer la vida difĂcil, en dar ellos mismos las sorpresas, porque si no, no se sienten protagonistas, no tenemos bastantes con las que nos da la vida, que tambiĂ©n los gilipollas se dedican a ello.
AhĂ es donde deberĂamos de tomar cartas en el asunto todos, y la mejor forma es obviar a la "gilipollez" consumada; ni comen ni dejan comer, y por ende, ni viven ni dejan vivir.
¡Ay cuĂĄnto tiempo de nuestra vida perdido en aparentar por el que dirĂĄn!
Hay veces en que parecemos vainas; sĂ, vainas. Nos empeñamos en aparentar por fuera, con las vainas que nos envuelven, con ropa, con perfumes, con peinados, con cuerpos esbeltos, o incluso con sonrisas fingidas, y nos olvidamos de mostrarnos tal cual somos, quizĂĄs por miedo a que nos devoren los buitres quebrantahuesos.
Y ahà es donde debemos atizar, a los buitres, antes de que nos coman la cabeza y las entrañas.
La vida te sorprende cuando menos te lo esperas; para bien o para mal. Por estadĂsticas mĂĄs veces para mal que para bien, y es lĂłgico, serĂa mucho mĂĄs duro obtener un fracaso acostumbrado a todo tipo de Ă©xitos , que un Ă©xito acostumbrado a fracasar.
""Hay por ahĂ alguien que se queja: ¡Ay, se me fue la vida y no la vivĂ!"
Foto extraĂda de la pĂĄgina: 20minutos.es |
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