Esta palabra, en Sanlúcar, es el apodo de una familia completa, de una buena familia y por ende de buenos amigos.
Conocí a Manolito "el canelo" y a todos sus hijos ya hace mucho tiempo. No se si el apodo vendría de generaciones anteriores o si él era el primigenio.
Canelo en la RAE, aparte del árbol de la canela, o del color de algunos caballos y perros; es una cosa muy fina y exquisita, para encarecer la valía de algo o de alguien.
También indica que hacer el canelo, coloquialmente, es hacer el primo.
Manuel Macías, el canelo, fue un buen tío, dedicado a los suyos, a su familia, y como no, a su Hermandad de la Piedad, de la que fue hermano mayor muchos años.
Pero hay una cosa de él que no olvidaré jamás, y que cada vez que escucho a los parlanchines que se suben al estrado, para muchas veces no decir nada, lo rememoro en casa o donde toque.
Y la mejor forma de no olvidarlo es dejarlo escrito.
Y me explico:
En febrero de 1991 fui elegido pregonero de la Semana Santa de Sanlúcar la Mayor para abril de 1992; vinieron a celebrarlo conmigo cuando termino el pleno de penitencia del consejo, estaban: Rafael Sousa, Juan Martínez, Guillermo Gutiérrez y el susodicho Manolo Macías.
Tomando una cerveza rápida, porque era bastante tarde, recibí sus felicitaciones y también sus consejos.
Que hablara despacio, que no me pusiera nervioso, que tuviera mucha suerte, y Manolo me dijo:
- No hagas un pregón muy largo, porque como de todos es sabido, un sermón largo es un "meneaero" de culo.
Y si no lo creéis, cuando asistáis a un acto demasiado largo veréis como el culo llega un momento que se pone inquieto.
Desde aquí un abrazo a Manolo, allá donde esté y a su familia.
Era un buen tío, y por ende, sus hijos.
![]() |
Foto de mi amiga Juani Mora. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario