Desde que naces, o bien, desde que te conciben, la misión de tu cuerpo es aprender.
Aprender a manejar tu alma con tus sentimientos, con tu forma de ser, con tus iniciativas, y educar al cerebro, ordenador que lo rige, a hacerte más buen hombre, o mujer.
El cuerpo se desarrolla solo, poco a poco, primero como he dicho, el ordenador, y después crecer, cuidarse y aprender, y más aprender.
Si algo le hace daño a tu cuerpo, el cerebro lo debe rechazar para que tu cuerpo siga en pie el más tiempo posible.
Si algo le hace daño a tu alma, el cerebro también lo debe rechazar, y muy posiblemente en concordancia con el cuerpo.
El cuerpo te lleva a donde quieres ir, todavía no existe la tele-transportación; el cuerpo te hace ver cosas bellas que te presenta la naturaleza, el cuerpo te hace oír lindas canciones y melodías, oler precisos aromas, saborear excelsas comidas y acariciar a las personas; besar, amar, abrazar, comunicarse, en fin, es el brazo ejecutor del cerebro propiamente dicho.
El cuerpo te permite ganarte el sustento para poder alimentarte y seguir viviendo.
En verdad, el cuerpo es un entramado químico que te hace feliz la existencia.
También te puede causar dolor, y cómo no, nosotros mismos le podemos producir ese dolor.
Hay que cuidar el cuerpo porque nos debe durar una vida entera.
La misión de tu cuerpo ha terminado cuando mueras, será hora que lo dejen descansar en paz por el trabajo realizado; hubiera sido malo, regular, bueno o excelente.
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