Una buena amiga me envió ayer una foto desde la ventana del ayuntamiento de mi ciudad, y ese pequeño archivo JPG ha despertado en mí un sinfín de añoranzas, de recuerdos, de interminables cosas.
En ese porche, alrededor de la iglesia de Santa María la Mayor pasaron tantas cosas...
Primero nos íbamos a jugar a la pelota por la tarde cuando éramos niños y vivía en la calle Queipo de Llano (hoy Jiménez Becerril); más tarde y en los albores de los Escarabajos, aunque faltaran veinte años, con la melódica en ristre, fuimos a cantar con mis amigos: Enrique Sánchez, Antonio Becerra y Juan Carlos Nogueras a un concurso de canciones que patrocinaba una fábrica de dulces.
Después vinieron los paseos interminables detrás de las chicas, hablando, ligando y comiendo pipas, más tarde fumando (error).
Recuerdo a Rafael Borrego q.e.p.d. sentado a la entrada de la puerta chica de la Milagrosa donde vendía los periódicos a primera hora de la mañana, yo mientras esperaba, bajo el reloj de la torre, el autobús de las 6:50 para ir a trabajar a Sevilla.
Delante de esa puerta estaba el kiosco de Francisca, y un poco más acá de la base de la torre el de Encarna "la borrega", y en verano anexionaba el de los polos, que tenía unos napolitanos de chocolate y vainilla que eran una perdición.
Y tantas y tantas cosas que siempre han ido a empezar o a terminar en la plaza: La cabalgada de Reyes, la procesión magna de las Vírgenes, el inicio del Belén viviente, el inicio del desfile para la inauguración de la feria, la recogida del párroco antes de salir la cofradía, y cómo no, esa carrera oficial que ya es una institución para nuestra Semana Santa.
En fin, esta mañana me he preguntado cómo este archivo tan pequeño de JPG (128kb), una verdadera miseria de tamaño, puede albergar en un momento tantas y tantas cosas en tan poco espacio.
Gracias Carmen por enviarme la foto.
Foto de mi amiga Carmen Sáez que autoriza su publicación. |
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