No siempre la mala memoria significa que nos estamos convirtiendo en mayores; la memoria, como siempre se ha dicho, es selectiva, y en la mayorĂa de las ocasiones olvidamos lo que nos interesa olvidar:
Lo que nos duele, lo que nos trae malos recuerdos, y por supuesto lo que nos ha dañado en demasĂa; bueno eso lo intentamos olvidar, pero en muchos casos es imposible, nos sigue machacando de por vida.
Se utiliza buena parte de la memoria para archivar cosas del trabajo, rutinas imprescindibles para vivir, (comer, andar, conducir, hablar, escribir) y sobre todo, la memoria de las cosas buenas.
Cosas buenas que te han ido pasando durante la vida, mientras mĂĄs lejanas mĂĄs selectivas; quiero decir, que los recuerdos mĂĄs antiguos estĂĄn cada vez mĂĄs trillados eliminando lo malo y resaltando lo bueno.
Incluso, personas o cosas, de los que el recuerdo global no es bueno, se aprende a eliminar las cosas malas y recordar las buenas.
Por tanto, la mala memoria, a veces, o en muchas ocasiones, es una magnĂfica medicina para el cuerpo y para el alma; si no se olvidaran muchas, tantas cosas, serĂa difĂcil subsistir, seguir adelante.
Pero los mentirosos y las mentirosas lo tienen difĂcil...
Tener mala memoria implica no mentir nunca; porque si se miente, hay que tener una memoria prodigiosa para poder mantener en pie siempre la mentira.
Y cuando se tiene mala memoria lo mejor es apuntar las cosas, aunque para los polĂticos se encargan ya mejor las hemerotecas; porque muchos y muchas tienen una memoria de pez (aunque se haya demostrado recientemente que los peces tienen una memoria retentiva de 12 dĂas y no de 30 segundos como se suponĂa antes).
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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