Lamentablemente cada dĂa que pasa la violencia, el robo y la desvergĂŒenza se estĂĄn instalando mĂĄs y mĂĄs en nuestra sociedad.
La falta de castigos, religiosos, morales y carcelarios estån llevando a la gente a no tenerle miedo a nada, a no temer a nada ni a nadie, ni incluso a un hipotético Dios.
Cantidad de malos hombres, sin corazĂłn que asesinan a sus parejas y despuĂ©s se quitan la vida, dejando a sus hijos huĂ©rfanos y traumatizados para el resto de sus vidas, bandas callejeras que arrasan con violencia en las calles, el el fĂștbol y ahora tambiĂ©n en el baloncesto; terroristas de cualquier tipo de ideologĂa que asesinan sin piedad, atracadores a puerta de cajero automĂĄtico (las entidades bancarias estĂĄn derivando todos lo movimientos a esas mĂĄquinas) que no tienen reparos en robar la pensiĂłn a un anciano/a sabiendo deliberadamente que es su sustento para un mes; carteristas sin piedad que se abalanzan a los bolsillos y bolsos de todo tipo de visitantes estropeĂĄndoles definitivamente las vacaciones; atentados por doquier...
En fin una cantidad ingente de delitos por los que toda la gente de bien reclama justicia.
Ya en muchos casos, la justicia no es suficiente (poco tiempo en la cĂĄrcel, viven de lujo, etc.) y la gente estĂĄ empezando a reclamar venganza.
Esta mutaciĂłn en los castigos a aplicar al que delinque se acerca cada vez mĂĄs al lejano oeste, en el que cada uno llevaba un revolver colgado del cinto y se tomaba la justicia por su mano.
¿Justicia?
No hay que olvidar un proverbio chino que dice:
"La justicia es armonĂa y la venganza es solo satisfacciĂłn."
A quien Dios se la de San Pedro se la bendiga.
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