Se me viene a la memoria esa tan traĂda y llevada frase de, creo que fue, la primera ediciĂłn de gran hermano...
Jorge Berrocal, gritaba a los cuatro vientos cuando expulsaron a su amada MarĂa JosĂ© Galera:
- ¡Quien me pone la pierna encima para que no levante cabeza!
Totalmente destrozado, porque se habĂa quedado compuesto y sin novia.
¿HabrĂĄ desgracias a diario mĂĄs importantes en las que la pierna que te cae encima tiene el tamaño y peso de la de un braquisaurio?
¿Es que una muerte contra natura (como la de Xana, hija de Luis Enrique) es una pierna pequeña que le pisa la cabeza a la familia MartĂnez-Cullel?
Hay tantas piernas que nos pisan a diario, hay tantos pisotones (bien para destruir tu autoestima, bien para hacerte daño, bien para intentar destrozarte anĂmicamente), que si no tenemos la capacidad de quitarnos la pierna que nos oprime para intentar levantarnos, nuestro futuro estĂĄ destinado al fracaso.
A veces, o mejor dicho, muchas veces, la pierna que nos aprisiona las entendederas la sacamos nosotros mismos de nuestros bolsillos, y en excesivas ocasiones es una pierna tan imaginaria como que Bob Esponja pueda hablar debajo del agua.
Lo cierto y verdad es una sentencia que escuchĂ© un dĂa y que la mantengo en mis sentidos por si me caigo, y me he caĂdo tantas veces...
¿SabĂ©is por quĂ© nos caemos?
Para aprender a tener la capacidad de levantarnos.
Si en algĂșn momento de tu vida te caes, que serĂĄn muchos; si en cualquier rato alguien o algo te pone la pierna encima y no te deja levantar cabeza, despierta, y ten la capacidad de levantarte y seguir tirando para adelante.
Normalmente, y lo digo por experiencia, cuando te encaramas hacia arriba tras una gran caĂda, cuando levantas la cabeza despuĂ©s de que te la pisen, te has convertido en otra persona, tu vida cambia por la superaciĂłn y sigues adelante.
Un abrazo a la familia MartĂnez-Cullel, Dios nos libre.
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