Hay mucha gente que lo que quiere es hacer ruido porque pocas veces tienen poco que decir; hay personas que van por la vida clamando: ¡Otro perrito piloto!
Piden el silencio de los que escuchan, crean el ambiente como si fueran a contar una pelĂcula de terror, y al final lo que hacen es peer en botija.
¡Peer en botija para que retumbe!
Se dice socarronamente de los que gustan de magnificar cualquier banalidad de que sean autores.
¿PodrĂamos contar cuantos peedores en botija hay en este paĂs?
¿SerĂamos capaces de hacer nĂșmeros de los ecos que retumban cada mañana, cada tarde o cada noche en el mundo?
Y lo mĂĄs lamentable es, que este hobby se estĂĄ convirtiendo en una profesiĂłn, y una profesiĂłn muy bien pagada dirĂa yo.
Los peedores de botija profesionales procuran peer en pĂșblico para que el ruido que hagan se vea excesivamente ampliado por las rotativas, las radios y las televisiones de turno, que normalmente tienen una botija dentro.
Siempre que escuchĂ© esta frase me imaginĂ© literalmente el acto en sĂ, y continuamente creĂ que era harto difĂcil, asĂ como supongo que serĂĄ para el resto de los humanos.
Lo peor de todo, lo que mås daño hace al que esta viendo u oyendo, lo que mås asco nos produce, y no por ello, no dejamos de observarlo a diario, es que: el susodicho o la susodicha, se agachen para peer en la botija y se les escape algo sólido, decorando la botija escatológicamente.
Y eso, por desgracia ocurre demasiadas veces...
¡Tanto quieren apretar peyendo en botija para hacer mucho ruido, que la mayorĂa de las veces, la cagan!
Parafraseando a D. Manuel Luque, director de ColĂłn:
-Busque, compare y si encuentra algo igual o peor, mĂĄndelo al carajo (cubeta cilĂndrica que estĂĄ en el palo mayor de una nao).
No hay comentarios:
Publicar un comentario