No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

Seguidores

01 agosto 2019

CADA UNO CON SU TARA.

Todos y todas tenemos taras, todos; unos mĂĄs y otras menos; unos tenemos taras fĂ­sicas, otras psĂ­quicas, o viceversa; y eso tiene un anĂĄlisis por mi parte.
La tara que tengamos, o las taras que tengamos, en primer lugar no deben ser utilizadas por nadie en detrimento nuestro, porque como digo, todos y todas tenemos taras.
No deben ser aprovechadas para menoscabar la autoestima del compañero de colegio, del compañero de trabajo, del amigo, del vecino, del padre, de la madre, del hijo, de la hija, del marido o de la esposa, porque vuelvo a repetir que todos y todas tenemos taras.
Eso sĂ­, hay personas que se creen tan perfectos que suponen (ellos y ellas) que no tienen ningĂșn tipo de tara, nada mĂĄs lejos de la realidad.
Otra cosa es que esas taras se disimulen, se escondan, se enmascaren, para cada uno o cada una evadirse de la realidad, pero la verdad es dura; y si cualquiera tiene la capacidad de analizarse frĂ­amente, a fondo, lo mĂĄs probable es que afloren ante sus ojos la tara o las taras (normalmente mĂĄs de una) que predominan en su fĂ­sico o su psĂ­quico.
Una vez analizadas y determinadas las taras que tenemos cada uno, lo primero es asumirlas, lo segundo procurar que no nos mermen en nuestra actitud, y por supuesto, acostumbrase a vivir con ellas.
Si las taras son nocivas para la salud de uno, o de muchos, serĂ­a conveniente intentar aplacar las consecuencias de esas taras para el bien de todos.
Nadie es perfecto, aunque hay muchos y muchas que lo creen asĂ­, muchos y muchas que pretenden llevar siempre la razĂłn, muchos y muchas que pretenden hacernos creer que nunca rompieron un plato, muchos y muchas que intentan esconder su vida o dar a sus actos, de tal forma la vuelta, para que la tara nunca sea de ellos, sino de todos los que lo/la rodean.
Dado este personal, yo dirĂ­a que ya no son dos tipos de taras solo, son tres:
FĂ­sicas, psĂ­quicas, y "gilipĂłllicas".
Como decĂ­a mi amiga de la Luisiana:  
-¡Al coño puĂ­!

No hay comentarios:

Publicar un comentario