¡Y la burra al trigo!
No te quieres enterar, en primer lugar, que tu paso por esta vida es relativo, y en muchas ocasiones efĂmero.
No te quieres enterar, que todo, digo bien, todo lo que tengas en este mundo: familia, padres, hijos, hermanos, esposo/a, posesiones, casa, coche, dinero, todo se quedarĂĄ aquĂ; cuando te vayas no te podrĂĄs llevar nada, lo mismo que no traes nada cuando vienes.
No te quieres enterar, que ser una mala persona, daña la vida de los que te rodean, y que tu recuerdo no serå demasiado favorable para ti.
No te quieres enterar, que lo malo que ocasiones, lo que acarrees, lo que origines a la gente que te rodea, puede marcar de una forma demasiado dolorosa la existencia de los demĂĄs.
No te quieres enterar, que respetar al prĂłjimo, bien digo, respetar, no expreso: estar de acuerdo con todo lo que diga ese prĂłjimo; es el secreto para una existencia (muy larga, larga, corta o muy corta) en paz, cosa tan difĂcil de lograr por estos mundos de Dios.
No te quieres enterar, que cuando haces el bien en beneficio del de enfrente, eso te produce un "chute" de hormonas de endorfina, o de serotonima, dopamina u oxitocina, produciéndote un placentero sentimiento, que hace que tu cerebro se sienta bien.
No te quieres enterar, y si no te quieres enterar yo te lo digo, que vida no hay mĂĄs que una, que hay que vivirla, que hay que disfrutarla, e intentar procurar no hacer daño a los que circulan en el mismo tren que tĂș.
Tu semilla es el futuro del fruto de la felicidad de los demĂĄs, cuando caigas como fruta madura; tu recuerdo, la memora de tu conducta, servirĂĄ para criar mejores frutos en siguientes generaciones.
¡No te quieres enterar, yes, yes! ¡Pero es asĂ, yes, yes!.
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