Desde la edad media, durante mucho tiempo, y hasta hace poco, se utilizaba este grito antes de abrir la ventana y echar a la calle la bacina con el agua sucia de lavarse, o el orinal con las micciones de la noche.
Con este grito de: ¡Agua va!, se avisaba a los transeĂșntes de que se podĂan mojar con las aguas oscuras que salĂan de la ventana; aunque ahora nos puede parecer una verdadera guarrada echar las lavazas por las jambas hacia la rĂșa, podrĂamos decir, visto como actĂșan algunos y algunas hoy en dĂa desde su ventana o balcĂłn, que eran bastante adecuados.
El otro dĂa iba andando por la acera, camino de mi rehabilitaciĂłn diaria, cuando de pronto me cayĂł un chorreĂłn de liquido viscoso en la cabeza; en principio pensĂ© que una paloma, o un pĂĄjaro (mĂĄs bien gordito) habĂa hecho sus necesidades encima mĂa, pero nada mĂĄs lejos de la realidad, mirĂ© hacia abajo y observĂ© un charco de agua, y mirĂ© hacia arriba, y divise un compresor de aire acondicionado que lloraba efusivamente hacia la calle.
¡Coño!, pensĂ©...
-¿CĂłmo es posible que se coloque un aparato de aire, con salida a la puñetera calle, de las aguas procedentes de la condensaciĂłn?
- ¿CĂłmo hay que tener tan poca vergĂŒenza para no encauzar ese agua hacia algĂșn depĂłsito o con un tubo que orine pegado a la pared?
Como decĂa antes, por lo menos, en tiempos pasados cuando se abrĂa la ventana para esparcir lĂquidos a la calle, por lo menos se gritaba:
¡Agua vaaaa!
Ahora, ni eso.
Por Dios.
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